
El 28 de abril se celebra el Día de la Salud y Seguridad en el Trabajo para reivindicar unas mejores condiciones en el entorno laboral. La pandemia de la COVID-19 ha cambiado de manera significativa el desarrollo del empleo, ya que numerosas empresas han implementado el teletrabajo para evitar contagios… Sin embargo, desde la Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza recordamos que esta nueva fórmula también tiene sus riesgos
Ratios en las aulas
"Además de todos estos riesgos que implica el teletrabajo y de las soluciones que compartimos, insistimos en la conveniencia de que las aulas de los colegios concertados tengan un ratio menor de alumnos, lo que durante la pandemia supuso un menor riesgo de contagio, con o sin mascarilla", explica Jesús Pueyo, secretario general de FSIE. Sobre este asunto, recordamos que, aunque ya no sea obligatorio su uso, sí es aconsejable en espacios donde la densidad de personas es muy alta. Asimismo, es fundamental que estas aulas estén correctamente ventiladas y purificadas, para reducir los riesgos de las infecciones y la Covid19.
Problemas físicos
En las oficinas, el espacio está (o debería) estandarizado, con unos requisitos mínimos; en casa, cada trabajador es responsable de cuidar que su puesto de trabajo no dañe su salud, en especial la de sus músculos de espalda y cuello. Es recomendable contar con una mesa a una altura equilibrada, con una silla con varios apoyos y reposabrazos, si es posible, con respaldo alto y altura ajustable. También es preferible contar con un reposapiés, en caso de que estos no toquen el suelo.
Sobre el ordenador, este debe situarse a una distancia entre 45 y 65 centímetros de la cabeza y que la parte de arriba del ordenador coincida con la altura de los ojos, más o menos. Asimismo, para reducir el daño a los ojos es aconsejable aprovechar la luz natural, colocar la pantalla en un punto que no esté situada directamente frente a una fuente de luz artificial o natural para evitar deslumbramientos, reducir el brillo de la pantalla y realizar descansos cada cierto rato (varios por día), aumentar la frecuencia de parpadeo (ya que baja de 15 a cinco veces por minuto con las pantallas y, en consecuencia, genera sequedad en los ojos) y cambiar la mirada de poca distancia a mucha para que el enfoque cambie y trabaje.
Problemas psicológicos
Trabajar desde casa supone, a menudo, hacer un esfuerzo extra para concentrarse, entre tantos estímulos que llaman la atención. Si vivimos con otras personas, en especial con niños, es preferible disponer de un espacio cerrado, que garantice en la medida de lo posible la concentración de la atención en las actividades profesionales.
Esta situación genera cierto estrés a muchas personas, por la novedad del cambio, por el no contacto con los compañeros y la "soledad" implícita, que puede reducirse con videollamadas. Es importante mantener la calma, disponer de todos los elementos y trabajar con la máxima naturalidad, recordando que el horario debe seguir siendo el mismo que de una manera presencial. La desconexión digital es esencial para no agotarse y saturarse. Descansar de la tecnología, variando el ocio y no utilizando siempre dispositivos como televisión, móvil, tabletas o videojuegos, sino realizando actividades al aire libre, deporte, practicar la lectura…
Las compañías son conscientes de que una armonía entre la vida personal y profesional no solo es fundamental, sino que reporta numerosos beneficios para el rendimiento de los trabajadores y de los resultados de la empresa.
Seguridad en el trabajo
Teletrabajar aumenta los posibles problemas derivados de la tecnología. Todo empleado debe ser consciente de que en cualquier momento puede suceder un incidente que perjudique o retrase su desarrollo laboral (cortes de electricidad, virus informáticos…). Por ello, se recomienda disponer de protección actualizada de virus en el ordenador, guardar los archivos y proyectos cada cierto tiempo y realizar copias de seguridad para evitar perder los datos.