La situación pandémica de los últimos años ha afectado de lleno al ámbito de la educación, tanto en primaria, secundaria y en la universidad, que se ha visto obligado a acometer grandes cambios en un breve periodo de tiempo para adaptarse a la nueva realidad. En este contexto, por ejemplo, los estudiantes, la mayoría nativos digitales que manejan la tecnología con soltura, demandan cada vez más flexibilidad para formarse. Paralelamente a esta transformación digital, se ha creado un gran debate entre los que apuestan por la formación a distancia y los que creen firmemente en la presencialidad, como es el caso del sector de los certificados de idiomas, que sigue siendo muy tradicional en nuestro país.
La resistencia hacia el modelo de exámenes online para obtener certificados de idiomas choca de frente con una realidad híbrida que ha llegado para quedarse y que también afecta a ámbitos más allá del educativo, como pueden ser los recursos humanos o la selección de empleados públicos. El sistema tradicional, rígido en cuanto a lugares y horarios, se aleja bastante del contexto digital actual, que ofrece flexibilidad para trabajar, estudiar y examinarse. Debemos hacer un esfuerzo por adaptarnos a la nueva situación, dotando de la misma validez a los exámenes online y presenciales, si queremos situarnos al mismo nivel que el resto de países europeos, donde esta modalidad, al igual que las certificaciones de ciberseguridad, competencias profesionales en el ámbito de los negocios y tecnologías de la información, están plenamente aceptadas y establecidas.
En este sentido, el tipo de examen online con supervisión remota en vivo ha sido ya reconocido por prestigiosas instituciones educativas de Reino Unido, como la Universidad de Bristol, la Regent's University, la Universidad de Manchester o la Queen´s University Belfast. Algunas de las universidades que ya lo usan en Francia son la Université de Saclay, Sorbonne-Nouvelle, Clermont Auvergne, Strasbourg y Polynésie, que anualmente examinan a un total de entre 1000 y 6000 estudiantes, con una demanda por este tipo de examen superior al 80%.
A este respecto, cabe añadir que son muchas las instituciones gubernamentales europeas que también apuestan por este modelo de examen, como es el caso de los Ministerios de Educación de la República Checa, Lituania o Italia. Precisamente este último, acepta los exámenes online para todos los puestos de trabajo oficiales del Gobierno que necesiten certificar un nivel B2 o C1. Un reconocimiento que, si bien en un principio se centró en la habilitación para el profesorado italiano, después se ha extendido a otras áreas y autoridades locales.
Examen online vs presencial
Frente a las pruebas presenciales, existen opciones de exámenes y certificaciones online que, bien empleados, pueden reducir significativamente el estrés general al poder realizarse en un entorno familiar y a la hora que mejor convenga. Una experiencia cómoda, segura y fiable, siempre con supervisión remota en vivo, con una persona real al otro lado de la pantalla, durante toda la sesión.
Otro tipo de ventajas que presenta esta modalidad frente a la presencial es la flexibilidad del proceso, ya que, en algunos casos, las pruebas pueden reservarse tan solo 4 horas antes del examen y recibir los resultados en pocos días, opciones ideales para estudiantes o candidatos a un empleo que necesitan demostrar su nivel de manera exprés. Además, debemos sumar la libertad de cada persona para elegir cuándo -hay exámenes que se pueden realizar a cualquier hora- y dónde -solo se necesita una habitación tranquila, un ordenador con cámara e internet- realizar su examen.
La tecnología nos permite resolver problemas de movilidad y empuja a las personas a continuar cumpliendo sus ambiciones académicas, profesionales e incluso personales. Los exámenes online ofrecen igualdad de oportunidades en las zonas donde no existen centros para examinarse, permitiendo que aquellos que no pueden desplazarse por el motivo que sea para hacer una prueba oficial lo hagan a distancia. Sin embargo, no podemos olvidar que todavía hay personas que no cuentan con los conocimientos o recursos económicos necesarios para conectarse desde casa; por ello, es preciso defender que sea siempre el candidato el que tome sus propias decisiones y decida qué modalidad de examen se adapta mejor a sus necesidades.
Evitar la mala praxis
Aunque pueda parecer que los estudiantes o candidatos son más dados a copiar cuando hacen exámenes online, lo cierto es que algunos organismos educativos o de certificación cuentan, en la actualidad, con la tecnología necesaria para garantizar la misma seguridad que las pruebas presenciales, con supervisión remota en vivo que se utiliza y reconoce incluso para los exámenes oficiales de profesionales de ciberseguridad. Gracias a la tecnología patentada de última generación es posible detectar todos los movimientos del candidato, incluidos los patrones de velocidad al escribir las respuestas del examen, y bloquear cualquier acceso a contenido externo en el ordenador mientras se realiza este.
Además, los exámenes online cuentan habitualmente con vigilantes (proctors) altamente cualificados que observan a los candidatos en tiempo real durante todo el proceso, de principio a fin, y que validan la identidad de los evaluados al inicio de cada examen. Por su parte, la seguridad e integridad del examen se garantiza con la grabación de toda la sesión (vídeo, sonido y escritorio del ordenador del candidato) y su conservación durante un año, tras el cual se elimina.
Por otro lado, al igual que en un aula puede ocurrir cualquier imprevisto, como que haya un corte de luz, durante el proceso online también puede haber problemas técnicos. Y, una vez más, contamos con los medios adecuados para solventarlos sin mayor complicación. En el caso de producirse un fallo técnico o de conectividad, el supervisor detiene el examen mientras dura la incidencia sin que pueda iniciarse otra acción hasta que lo reinicie. Si durante ese tiempo el candidato necesita comunicarse con el supervisor puede hablar directamente con él o escribir en el cuadro de chat.
España está preparada
Desde la pandemia, España avanza imparable en materia de digitalización, situándose por encima de la media europea (9ª posición en 2020) y destacando en conectividad: ocupamos la tercera posición en el ranking, gracias a la extensa red de banda ancha y la implantación de fibra óptica. No obstante, seguimos por debajo de la media europea en 5G, aunque parece que su implantación mejorará con la llegada de los fondos de recuperación1.
Los hogares españoles están bien conectados. Prueba de ello es que el 95% cuenta con internet y, de ese total, el 89% dispone de conexión rápida de más de 100 Mbps2. Además, en el 80,9% de las viviendas hay algún tipo de ordenador, incluidos netbooks, tablets u ordenadores de mano3. A esto hay que añadir que nueve de cada diez españoles usan las redes sociales, o lo que es lo mismo, casi 41 millones de personas utilizan estos canales de comunicación y les dedican casi dos horas al día4.
Teniendo en cuenta estos datos y que contamos con la tecnología necesaria para evitar cualquier tipo de fraude en los exámenes online, ha llegado el momento de dejar de ser tan conservadores, dar un paso al frente y apostar por esta modalidad, tan segura y fiable como la presencial.
Elaborado por Robin Gravina, Country Manager de LanguageCert en España