Los temas relacionados con la conservación del medio ambiente y su necesaria protección ocupan las conversaciones del día a día, institucionales y ahora también las que ocurren en las escuelas de la mano de la educación ambiental (E.A.).
Los temas relacionados con la conservación del medio ambiente y su necesaria protección ocupan las conversaciones del día a día, institucionales y, ahora, también las que ocurren en las escuelas de la mano de la educación ambiental (E.A.).
Pese a que parece ser una cuestión de 'novedosa', lo cierto es que las raíces primigenias de esta raigambre, que es la educación ambiental, brotan en el siglo XVIII. Para aquel entonces, el filósofo francés, Jean-Jacques Rousseau, escribió Emilio, o De la educación (1762), un tratado pedagógico de máxima actualidad en el que aborda un sistema educativo basado en la naturaleza. En él Rousseau rechaza la educación en la que el hombre se preocupa más de ''doblegar, desfigurar y apartar'' al niño de sí mismo y, por ende, de la naturaleza. Para el filósofo, la educación principalmente es un efecto de la relación entre el niño y su naturaleza, por lo que considera esencial su defensa para el desarrollo de los niños.
Tanto la obra del francés, como la aportación posterior del naturalista suizo, Louis Agassiz, que acuñó la frase ''estudia la naturaleza, no los libros'', ayudaron al asentamiento de las primeras semillas de lo que después se configurarían como Estudios de la Naturaleza. Para 1911, Anna Botsford Comstock, directora del Departamento de Estudios de la Naturaleza de la Universidad de Cornell (EE.UU.), habría escrito el Manual para el estudio de la Naturaleza.
Pero, ¿qué es la educación ambiental? La primera vez que alguien da una definición concreta fue en 1969, en The Journal of Environmental Education y fue escrita por William B. Stapp.
Para Stapp la educación ambiental es aquella que ''tiene como objetivo producir una ciudadanía conocedora del entorno biofísico y de sus problemas asociados, que sea consciente de cómo ayudar a resolver estos problemas y que esté motivada para trabajar en su solución''.
Más de la mitad de los marcos curriculares no mencionan al cambio climático
Lo que se pretende lograr, y que ocurre por primera vez esta bifurcación en la educación, es por un lado mejorar al individuo y, a su vez, mejorar la vida de los ecosistemas; respetar tanto los condicionantes como límites de la propia naturaleza. Un movimiento educativo que se sustenta sobre la filosofía de proteger la naturaleza, pero nunca dominarla o convertirse en ''dueño'' de ella y que trabaja a favor de un nuevo modelo de desarrollo.
Aunque ha aumentado el número de contenidos relacionados con la educación ambiental dentro de las escuelas, desde su boom en los años 70, la UNESCO señala en su último estudio que ''más de la mitad de los marcos curriculares no hacen referencia al cambio climático'' y tan solo ''el 19% se ocupa de la biodiversidad''.
El estudio, Learn for Our Planet, ilustra la falta de atención a las habilidades socioemocionales y las competencias orientadas a la acción que son fundamentales para la acción ambiental y climática. Además, la UNESCO en la Declaración de Berlín pide que se transforme la educación con el fin de que los países vayan implantando en sus planes de estudios una Educación para el Desarrollo Sostenible.
A ese movimiento por la E.A. se unió España en 1999 con la redacción del Libro Blanco de la Educación Ambiental. Más de 20 años después, el Gobierno presentó en diciembre de 2019 el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PAEAS). El Plan se encuentra todavía en desarrollo y tan solo se ha realizado la primera fase, contando con la participación de expertos para su redacción. Según especifican en la página del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) tiene como fin ''definir las líneas estratégicas de la educación ambiental en España para los próximos 5 años''.
Tras la Covid-19, solo el 17% de los españoles ve al medio ambiente como una prioridad
Un Plan de Acción que se considera clave y que afecta directamente a la educación, tal el así que se incluyó en la Declaración ante la Emergencia Climática y Ambiental en España, aprobada por el Gobierno en enero de 2020. Dentro de las 30 líneas de acción prioritarias que se incluyen en el documento, para combatir el cambio climático, la educación se considera como elemental y citan en el nº19 que dicho Plan servirá para ''reforzar la incorporación de los contenidos de cambio climático en el sistema educativo''.
La conciencia ambiental
Constantemente se habla acerca del término de 'conciencia medioambiental' o lo que es lo mismo, la 'conciencia ambiental'. Pese a que existen disparidad de definiciones se podría resumir en que es una filosofía general, un movimiento social que muestra una clara voluntad por preservar, respetar y mejorar el medio ambiente. Ahora bien, este trabajo de concienciación, consideran los expertos, que ha de iniciarse necesariamente en la etapa de educación primaria. Momento idóneo para hacerlo, pues a esas edades tiene lugar el desarrollo del comportamiento de los escolares.
La idea de enseñar E.A. a los niños es que estos logren desarrollar una firme mentalidad ecológica para después utilizarla a la hora de enfrentarse a los desafíos ambientales actuales pero también futuros. La educación ambiental coadyuva a que los jóvenes adquieran valores esenciales para el cuidado de la naturaleza y desarrollen una actitud proactiva y un fuerte compromiso por proteger y contribuir en la sostenibilidad del planeta.
Iniciativas 'verdes'
Una vez explicado esto, la pregunta es, ¿qué se está haciendo en la actualidad en cuanto a educación ambiental? Pues lo cierto es que España ha sido, durante varios años, uno de los países con mayor nivel de concienciación respecto al cambio climático. Los estudios arrojaban datos tan positivos como que el 76% de los españoles habían cambiado sus hábitos en el día a día para luchar contra el cambio climático, responsabilizándose del medio ambiente, como menciona el informe realizado por Ipsos para el Foro Económico Mundial. Con la llegada de pandemia, esporádicamente la preocupación de los españoles por el medio ambiente se acentuó, superando a periodos prepandémicos. Sin embargo, cuanto más se aproxima la ciudadanía a la 'nueva' normalidad, las consecuencias que la pandemia ha dejado -y deja- tras de sí, han provocado que los porcentajes hayan descendido.
La ciudadanía que antes de la covid se mostraba muy preocupada por la situación medio ambiental, ahora solo el 17% de esta ve el medio ambiente como una preocupación, convirtiéndose en el país europeo que menos importancia le presta al medio ambiente, según ha concluido Ipsos, a través de su estudio Essentials.
Sin caer en el pesimismo y, considerando esos datos como un momento de parón en cuanto a concienciación ambiental, España es un país que realmente sí se involucra para poder proteger el medio ambiente. Y lo hace a través de múltiples iniciativas, programas y recursos que buscan vincular la educación a la responsabilidad medio ambiental. Por ejemplo, Ecoembes lanzó en el curso escolar 2019-20 un proyecto denominado Naturaliza, a través del cual intentan ''impulsarla presencia del medio ambiente en el sistema educativo'', versa en su página e intentan introducir la E.A. de forma transversal en el currículo educativo escolar de Primaria, sin añadir contenidos adicionales, solo acompasar las materias ya existentes.
Otra de las iniciativas es la que se lleva a cabo en la capital desde el año 2005. El Ayuntamiento de Madrid cuenta con el programa Educar hoy por un Madrid más sostenible y el cual tiene por objeto ''mejorar el medio ambiente escolar, local y global, a fin de hacer de Madrid un ecosistema urbano sostenible y una ciudad con calidad de vida''. A nivel gubernamental, el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) que depende del MITECO, también ofrece a todos los centros educativos la posibilidad de participar de forma gratuita en sus programas educativos para fomentar la E.A.