
A lo largo de 2020, muchos directores y profesores, de colegios e institutos de todo el mundo, hicieron todo lo posible para hacer frente a la turbulencia de la pandemia global, en muchos casos con poco apoyo profesional o personal. Y aunque gobiernos y autoridades proporcionaron algunos consejos y orientación, a menudo estos no estaban claros o llegaban demasiado tarde y no abordaban las preocupaciones prioritarias de los profesionales de la educación, que navegaban por los enormes desafíos de esta imprevisible enfermedad, junto con sus alumnos.
No es de extrañar que impulsar la resiliencia personal ocupara un lugar destacado en las necesidades de desarrollo de estos profesores, debido a que se enfrentaban a cambios profundos e inéditos, tanto en el trabajo como en sus vidas personales. La confianza de muchos de ellos también se vio profundamente afectada, en su lucha con los desafíos de liderar en la incertidumbre. Sin embargo, los docentes buscaron diversas maneras de mejorar sus habilidades de escucha y empatía e involucrar a sus alumnos a mantener conversaciones extensas, y en ocasiones difíciles, sobre la adaptación de su enseñanza a un entorno virtual. Muchos de ellos, buscaron ayuda en formadores de recursos humanos para adoptar los cambios, inspirándose en los valores fundamentales de su profesión, en su vocación y en sus comunidades escolares.
En este contexto, el objetivo de la investigación realizada por BTS en 2020, fue comprender los desafíos a los que se enfrentaron los líderes de organizaciones empresariales, pero también de los centros educativos, y analizar el comportamiento que tenían los educadores que mantuvieron su actividad mejor. La intención de la investigación no era sólo mirar al 2020, sino anticipar lo que puede funcionar o ser necesario en los próximos años, años que probablemente seguirán siendo inciertos e impredecibles, como está siendo 2021.
La investigación reflejó que muchos educadores parecían estar estancados en ciertos hábitos, que les sirvieron en el pasado, pero ante un entorno tan atípico no funcionaron. Por el contrario, las acciones que prosperaron y tuvieron éxito, procedían de docentes, capaces y propensos a transformarse y girar 180º, y probar un enfoque diferente. Estos docentes, que a menudo se les consideraban "inadaptados" en tiempos normales, están dispuestos a admitir debilidad, lo hace que los demás se sientan más seguros que uno que finge ser fuerte. Docentes que hacen planes, sabiendo que no puede predecir el futuro, y planifican diferentes escenarios, por lo que tienen más éxito que aquellos que tienen un punto de vista basado únicamente en su experiencia y desempeño pasado.
La investigación nos permitió identificar el modelo Messy Leadership (que en español es liderazgo desordenado) identifica los rasgos de algunos de los líderes más eficaces durante este período excepcional o atípico. La vieja creencia de que un liderazgo fuerte y basado en hitos históricos, no es el adecuado para un mundo altamente impredecible y desordenado. Por ello, las características de liderazgo del modelo Messy son válidas para los líderes educativos en el futuro, debido a que no es probable que la vida vuelva a ser la misma que antes, desde luego no en el corto plazo, y es difícil saber qué hay a la vuelta de la esquina.
En base a ello, los centros educativos pueden "preparar a sus docentes en el liderazgo para el futuro", para volverse más resilientes, más ágiles y colaborativos. Colegios, institutos y universidades deberán repensar la forma en que identifican al profesor con talento, lo motivan y lo recompensan. Para ello, los sistemas educativos deben ayudar a sus líderes a dejar de lado las viejas creencias que sustentan prácticas inútiles.
Es probable que mentalidades como "necesito tener el control", "soy responsable", "necesito ser profesional" o "estoico" y "necesito establecer un plan claro para el futuro" sean totalmente contraproducentes. Y que nuevas mentalidades como, "somos seres humanos que nos equivocamos", "estamos constantemente aprendiendo más sobre el futuro", "el cambio es algo de lo que aprendo" y "confío en mí mismo para ver lo que se necesita y puedo aportar" deben tener implicaciones profundas en los ministerios y organismos gubernamentales que gestionan los centros de enseñanza. Esto no significa abandonar los procesos, estructuras y herramientas que hacen que los sistemas educativos sean efectivos, pero sí significa aprovecharlos de una manera mucho más dinámica. El objetivo es guiar a los centros de enseñanza primaria, media y superior hacia el futuro, y que algún día puedan mirar hacia atrás y estar orgullosos de tener educadores que son líderes extraordinarios, capaces de atravesar tiempos extraordinarios.
Elaborado por Ignacio Mazo, Director de Liderazgo y Coaching de BTS