
Más de la mitad de los españoles tiene un nivel muy bajo de conocimientos financieros. Concretamente, el 53% de los ciudadanos. Es la conclusión de una encuesta realizada por AXA IM para determinar el nivel de conocimiento financiero del público general.
Una cifra que es el resultado de la falta de educación financiera que se da en países como España, en el que términos como inflación, interés compuesto o diversificación del riesgo son solo conocidos para el 58%, el 49% y el 46% de los españoles, respectivamente, según la última Encuesta de Competencias Financieras, elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). A este respecto, los expertos coinciden al destacar que el aprendizaje sobre las finanzas debería comenzar lo antes posible para comprender cómo funciona el dinero y cuáles son sus conceptos básicos.
"La vida de las personas tiene una dimensión financiera que hace imprescindible entender los conceptos básicos de finanzas para desenvolverse en la vida actual. No se trata de convertir a todas las personas en expertos financieros, sino que adquieran la suficiente comprensión básica para desenvolverse con los aspectos financieros normales de la vida de una persona y poder manejarse en su interacción con los profesionales financieros cuando requieran de su asesoramiento", señala Nicolás López Medina, director de análisis de renta variable en Singular Bank.
Una opinión que comparte Rosa Duce, economista jefe de Deutsche Bank en España: "Le damos mucha importancia en nuestra educación a la lengua, las matemáticas, las ciencias... Sin embargo, no enseñamos a los niños conceptos tan importantes para su vida como qué es una hipoteca, una tarjeta de crédito, qué es un presupuesto, cómo funcionan los impuestos, qué es un fondo de inversión, o muchas otras cosas que serán necesarias para su vida como adulto".
En España la educación financiera en las aulas se introdujo en el año 2014. Los alumnos de primaria reciben una formación, pero de carácter básico y dentro de la asignatura de ciencias sociales. En secundaria hay una asignatura específica de economía en cuarto curso con conocimientos más avanzados, sin embargo, no es obligatoria con lo que deja fuera a los alumnos que no la escojan.
"Una buena salud financiera, al igual que una buena salud física, supone la adquisición de hábitos saludables. Hábitos como el ahorro o el consumo responsable siempre son más fáciles de adquirir si los entrenamos desde pequeños. A través de los programas Value Kids, estamos impartiendo talleres desde los cinco años", señalan desde esta iniciativa de Value School.
Cómo enseñar a los niños
Si bien es imprescindible que los más pequeños aprendan finanzas en la aulas, los padres y madres también tienen un papel fundamental. Se puede comenzar explicando qué es el dinero, para qué sirve, cómo se consigue y por qué hay que usarlo de manera responsable. Un buen ejercicio para ello es imprimir una serie de monedas y billetes y asociarlos a productos que consumen en su día a día. Por ejemplo, un balón, una camiseta o un helado. Así pueden ir percibiendo cuán costosas pueden ser las cosas.
"El dinero condiciona las decisiones que se toman en el ámbito familiar. Nuestros pequeños aprenden de nosotros. Si en casa no hablamos de dinero, nuestros hijos pensarán que no es importante. Es fundamental hacerles partícipes de la toma de algunas decisiones de gasto ayudándonos, por ejemplo, haciendo la lista de la compra y a encontrar ofertas en el supermercado; identificando los caprichos; o revisando la factura de consumos, como la del agua. A medida que puedan entenderlo, podemos revisar con ellos el gasto de alquiler o hipotecario; o planificar las vacaciones. Nuestros hijos imitarán nuestro comportamiento, lo aprenderán y lo repetirán a medida que se vayan haciendo mayores", señalan desde Value Kids.
En su caso, Rosa Duce cree que a partir de los 12 años se pueden enseñar conceptos sencillos tales como "hacer un presupuesto, usar una tarjeta bancaria, cómo funciona un préstamo... Posteriormente incidiría en otros conceptos económicos y financieros como impuestos, productos financieros de ahorro...".
Y es que a medida que van creciendo también es importante explicarles que poner el dinero a trabajar es beneficioso y necesario. En este punto entraría en escena el concepto de la inflación, explicándoles que, si los precios aumentan y su dinero sigue siendo el mismo, habrán perdido capacidad de compra. "La función de los padres debe ser la de hablar con normalidad de las cuestiones de dinero a medida que los hijos tienen la capacidad de entender las diferentes cuestiones de la economía doméstica incluyendo, en su caso, las cuestiones relacionadas con la inversión. Trasmitir a los hijos la necesidad de planificar los gastos en función de la limitación que imponen los ingresos es entender la clave de la economía de una forma sencilla", apunta Nicolás López.
Ciudadanos responsables
Apostar por la educación financiera desde edades tempranas es una inversión de futuro para toda la sociedad, puesto que los ciudadanos en su edad adulta serán más responsables de sus finanzas y tomarán, por tanto, mejores decisiones.
"La planificación financiera tiene una trascendencia tal a lo largo de la vida de los individuos que resulta clave para que estos puedan gozar de una buena salud económica sea cual sea el momento en el que se encuentre el mercado. Pero, desafortunadamente, la cultura financiera y de ahorro previsional, o al menos un ahorro precautorio, sigue siendo una asignatura pendiente en España a pesar de su importancia", destaca Fernando Ariza, director general adjunto de Mutualidad de la Abogacía, quien añade que "sin duda, una mayor y mejor cultura del ahorro contribuiría a reducir los niveles de pobreza, desigualdad y exclusión social del futuro, elementos que, con crisis como la actual, vuelven a salir a flote".
En este contexto, según los resultados del estudio del Observatorio Familiar de Fundación Mutualidad de la Abogacía y Fundación IE, una de cada tres familias llegó a la pandemia con menos de 2.200 euros ahorrados y la mitad de los hogares contaba con menos de 9.000 euros de colchón para hacer frente a los imprevistos. "Esta situación, no cabe duda, podría haberse evitado de haber puesto en marcha mecanismos de educación financiera desde edades tempranas", expone Fernando Ariza.
Para el director general adjunto de Mutualidad de la Abogacía hay tres elementos que, a pesar de su incalculable importancia, no tienen el protagonismo necesario en la educación financiera actual. En primer lugar, la planificación financiera. "Resulta esencial organizar al detalle las finanzas personales y familiares teniendo en cuenta todos los elementos que puedan influir en dichas finanzas (plazos, costes, recursos, diferentes gastos y su tipología, etc.) para garantizar que se alcancen los objetivos propuestos".
En segundo lugar, el ahorro a largo plazo, "crucial para asegurar una buena salud financiera sea cual sea el momento del mercado y el contexto social y económico. Para ello, existen diferentes instrumentos de canalización del ahorro que se ajustan según las necesidades de cada persona y/o familia". Por último, la diversificación de los ahorros y las inversiones. Y es que España sigue siendo un país de ahorradores en ladrillo. La riqueza financiera inmobiliaria alcanzaba los 5,56 billones de euros, según el Banco de España, frente a los 1,6 billones del ahorro financiero a cierre de diciembre.
A este respecto, como pone de manifiesto el Observatorio del Ahorro Familiar, en España la inversión inmobiliaria se destina fundamentalmente a la vivienda, siendo un 76% de las familias españolas las que tienen en propiedad su residencia. A pesar de ello, el 63% de las familias financieramente pobres son hogares vulnerables a pesar de contar con algún tipo de riqueza inmobiliaria. "Es importante fomentar una educación que diversifique el ahorro y las inversiones más allá de la inversión en la primera o segunda residencia", recuerda Ariza.
Por todo ello, es imprescindible fomentar la salud financiera. "Consiste en tener unos hábitos saludables que se adquieren fácilmente desde que eres pequeño. Entender el peligro que supone el endeudamiento y la necesidad de ahorrar para conseguir nuestros objetivos es clave. Una persona con salud financiera es más probable que sea feliz", concluyen desde Value Kids.
Necesario para afrontar las crisis
La jornada escolar española presenta la mayor duración (en comparación con el Reino Unido y Países Bajos) y, por tanto, cuenta con el tiempo suficiente para ofrecer una formación de calidad. Pese a ello, dedica muchas menos horas que Países Bajos a las asignaturas vinculadas a la educación económica y financiera (EEF). Mientras que España imparte 2,8 horas semanales de media de asignaturas con contenidos financieros (9,9% de la jornada escolar), suponiendo que un alumno curse todas las asignaturas de EEF, Países Bajos da 6 horas (22,4% de la jornada escolar), según el informe ¿Por qué educar en economía familiar y empresarial?, de PwC y la Fundación Contea.
Un estudio que destaca que aquellos países con más del 60% de su población formada, como el Reino Unido, Países Bajos o Suecia, tuvieron caídas acumuladas del PIB inferiores al 4% en la anterior crisis de 2008, mientras que países como España o Italia, con puntuaciones de conocimiento financiero por debajo del 50%, sufrieron importantes desaceleraciones de la economía de en torno al 10%. De hecho, son varios los expertos que destacan que las generaciones de esas crisis provienen de decisiones financieras incorrectas.