
A día de hoy, las empresas son plenamente conscientes de la necesidad de contar con una plantilla formada en idiomas. En un mercado global, las compañías, multinacionales o no, necesitan que sus empleados dominen el inglés y otras lenguas, ya sea para agilizar la comunicación entre las sedes de todo el mundo, o para estrechar lazos comerciales con clientes y socios de otras regiones.
En España, la necesidad de perfiles con alto nivel de inglés es alta, pero todavía existen importantes carencias al respecto. Cuatro de cada cinco trabajadores no superaría una prueba de nivel de inglés por parte de las empresas y el 89% de los trabajadores sobreestima su nivel de inglés. Incluso aquellos empleados que gozan de un nivel avanzado en idiomas cuando ingresan en la compañía, pueden ver resentida su habilidad para expresarse en otras lenguas, quizá por falta de uso en el día a día.
Las empresas están al tanto de estas carencias. Estamos observando un aumento del 67% en la demanda de estas formaciones y no sólo en los sectores que tradicionalmente invertían en idiomas, sino también en compañías que hasta ahora no se lo habían planteado y ahora ven que el idioma les supone una barrera a la hora de hacer crecer su negocio.
Es necesario ofrecer flexibilidad: si las lecciones y el profesor son accesibles desde cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, al trabajador no le va a suponer una carga añadida. Por otro, hay que aprovechar las posibilidades que ofrece la tecnología para personalizar el aprendizaje e introducirla en las estrategias de Upskilling y Reskilling para mejorar su actividad laboral. La transformación digital del sector de la educación ha avanzado enormemente y la Inteligencia Artificial y la Realidad Virtual están ayudando a convertir los procesos de aprendizaje y las clases en verdaderas experiencias innovadoras y personalizadas al servicio de cada alumno.
Algunas de estas aplicaciones incluyen aulas virtuales, que proporcionan mayor flexibilidad a los asistentes y favorecen la optimización de recursos. También en las clases telefónicas, muy valoradas por parte de los profesionales con perfil directivo. El e-learning, para una formación rápida, accesible, flexible y efectiva; y la gamificación para adquirir habilidades del idioma de una forma más lúdica son otras de las herramientas a su disposición.
Finalmente, las empresas no deben olvidar que a través de los idiomas se estimula el desarrollo de nuevas habilidades en los equipos para que estos puedan hacer frente a los nuevos desafíos de los actuales entornos laborales. De hecho, técnicas como los workshops de habilidades permiten a los alumnos renovarse y adaptarse a los perfiles del actual entorno laboral multi-idioma, donde la digitalización y el desarrollo de las llamadas habilidades blandas es fundamental.
La formación continua en idiomas no es un gasto para la empresa, sino una inversión en su equipo humano, especialmente si está alineada con las necesidades de la compañía y comprende planes estratégicos orientados a la formación dirigidos a objetivos muy concretos.
Aunque los empleados traigan el nivel de idiomas "desde casa", las empresas tienen el deber de apostar por una formación continuada. Afrontar las necesidades y los retos de una economía cada vez más globalizada pasa por conseguir un equipo más competitivo y resiliente, capaz de explotar sus habilidades comunicativas para avanzar hacia la consecución de las metas de la compañía.
Elaborado por Alfonso de la Torre, director de ASTEX Empresas