
Más de 11 millones de casos de coronavirus y nueve meses después, la Covid-19 ha puesto en pausa la educación del 97% de los estudiantes de América Latina y el Caribe. Este porcentaje refleja que más de 135 millones de niños y niñas continúan todavía hoy en día sin recibir educación presencial. Esta pérdida tiene graves consecuencias para el futuro de los estudiantes que puede desembocar, según un informe realizado por Unicef llamado "Educación en pausa", en una catástrofe generacional.
Mientras que en otras partes del mundo las escuelas han ido abriendo progresivamente rodeadas de fuertes protocolos para evitar el contagio, en 18 de los 36 países y territorios de la región, las puertas de las aulas todavía permanecen cerradas. Según las investigaciones de la UNESCO, más de tres millones de niños y niñas están en peligro de abandonar la escuela y cuanto más tiempo permanezcan éstas cerradas, más probable es que esta realidad fatal se cumpla.
El documento destaca que la pandemia ha empeorado todavía más las desigualdades en América Latina y el Caribe. Además, la Covid-19 ha ampliado las brechas educativas entre las familias ricas y las pobres. Según los datos, el porcentaje de niños que no reciben ningún tipo de educación en la región se ha disparado drásticamente y ha pasado del 4 al 18% en los últimos meses. Por otra parte, mientras que las tres cuartas partes de los estudiantes de los colegios privados pueden acceder a la educación a distancia, solo la mitad de los que asisten a las escuelas públicas pueden hacerlo. Además, un 21% de los niños, niñas y adolescentes de los hogares más pobres no reciben educación alguna, en comparación con el 14% de los que pertenecen a hogares más ricos.
Lejos de mejorar
Esta crisis ha llegado para quedarse durante un tiempo. En los meses de confinamiento, millones de padres han perdido sus trabajos y medios de subsistencia y son muchas familias las que se enfrentan a problemas económicos que les impiden cubrir los gastos necesarios para el regreso de sus hijos a la escuela. Como resultado, es probable que las tasas de matrícula caigan en picado.
Todos los adolescentes que viven en entornos más pobres se enfrentan a más dificultades. Además, en una región que tiene uno de los más altos niveles de violencia fuera de las zonas de conflicto, niños, niñas y adolescentes que se queden en casa están expuestos a amenazas que incluyen diversas formas de violencia intrafamiliar.
El 21% de los niños de los hogares más pobres no recibe ningún tipo de educación
A pesar de los esfuerzos que han llevado a cabo los gobiernos de América Latina y el Caribe, algunos datos de Unicef revelan que un tercio de todos los niños de la región todavía no recibe educación de calidad a distancia. Los métodos de aprendizaje a través de Internet, televisión o radio requieren acceso a tecnología que no está disponible en todos los hogares. Los colectivos más afectados son los niños, niñas y adolescentes en condiciones de vulnerabilidad, incluidos las niñas, los indígenas, estudiantes con discapacidad, refugiados y migrantes.
Apoyo de Unicef
Junto con sus asociados, todos los equipos de Unicef están trabajando en los países de América Latina y el Caribe para proteger el derecho de los niños a la educación. Este organismo ha brindado apoyo contribuyendo a que 42 millones de estudiantes en la región reciban aprendizaje a distancia y en el hogar a través de la radio, la televisión, Internet y otras plataformas.
Se han logrado avances importantes en México, donde cerca del 90% de los estudiantes participó en un programa estatal de educación a distancia en el hogar. En Panamá, Unicef apoyó el desarrollo de programas educativos diarios por televisión en español, en lengua indígena y en lengua de señas. En Guatemala, el Ministerio de Educación desarrolló una plataforma virtual llamada Mineduc Digital para estudiantes desde el tercer grado de primaria hasta el quinto año de secundaria para reforzar su aprendizaje desde cualquier dispositivo.
En toda la región estudiada, también están trabajando con los gobiernos para llegar a todos los estudiantes mediante el aprendizaje a distancia, pero para aquellos que no tienen acceso a electricidad, es a veces imposible. Esto es particularmente cierto para las niñas que se enfrentan a una brecha digital de género que les dificulta beneficiarse de los programas de educación a distancia. En Colombia, los mayores desafíos los experimentan aquellos que viven en zonas rurales o afectadas por el conflicto. A pesar de que la situación epidemiológica es diversa entre los países y dentro de ellos, la reapertura de las escuelas debe ser una prioridad para los gobiernos. Este organismo insta a los países de la región a proteger y aumentar los presupuestos de educación, con especial atención a las necesidades de los niños, niñas y adolescentes marginados, que están en riesgo de abandonar la escuela.