
Se trata de una crisis sin precedentes. La llegada de la pandemia ha descontrolado todo lo que considerábamos que estaba bajo control, ha cambiado lo que creíamos estático y ha impedido que los planes a largo plazo tengan el mismo sentido que hace unos meses. Las universidades, a punto de iniciar el nuevo curso más raro de todos, se enfrentan a un mes de septiembre contando con todo lo que han aprendido estos últimos meses, pero con un miedo inevitable a que se produzca otro parón.
Muchas instituciones de educación superior tomaron diferentes medidas para hacer más llevadera esta situación, no solo para los estudiantes, reduciendo las tasas de matrícula, sino también para las propias universidades que han sufrido una fuerte crisis económica. En esta situación se encuentra la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona que, tras el grave impacto económico que sufrió a causa de la pandemia valorado en 6,5 millones de euros, se habría planteado eliminar aquellos másteres con pocos alumnos para reducir costes y poder recuperarse cuanto antes de la crisis. Se trata de formaciones que tenían entre seis y ocho alumnos.
No obstante, tras haber lanzado esta alarma, parece que esta institución de educación ha reculado al ser testigo de los buenos resultados que han tenido las dos primeras fases de preinscripción. Desde la universidad quieren ser cautelosos y no se decidirá nada de manera oficial hasta que no se cierren las preinscripciones, que será la primera semana de septiembre.
Otro de los problemas que afecta a muchas universidades y que ha salido a la luz recientemente son los profesores asociados. A pesar de que todavía no se han pronunciado sobre qué decisión se tomará, el Rectorado también se planteó reducir el número de estos profesionales.