
La educación superior se encuentra en un momento de transición. La economía mundial ha caído y todas las empresas e instituciones tratan de encontrar la solución con la que cubrir todos los gastos que se avecinan en esta crisis post-Covid-19. Las universidades no se han quedado atrás. Muchas instituciones han tenido que invertir importantes cantidades de dinero para adaptar de forma exprés las clases online y llegar a todos los alumnos.
Una de las soluciones más escuchadas en los últimos días que se replantean tomar algunas universidades para reducir los costes es establecer contratos temporales a los profesores. Sin embargo, uno de los grupos de expertos en políticas más influyentes del mundo advirtió de las graves consecuencias que puede acarrear esta medida.
En un consejo dirigido a los gobiernos que reflexionan sobre cómo pueden financiar la educación superior después de la crisis del coronavirus, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advirtió a las instituciones de que, aunque muchas piensan que mantener una enseñanza en línea era menos costosa que la presencial, esto no es del todo cierto. Simon Roy, analista principal del equipo de políticas de educación superior de la OCDE y uno de los autores de "Resourcing Higher Education: Challenge, Choices and Consequences" declaró que "no hay formas fáciles de ahorrar dinero" en una universidad.
No obstante, ha recalcado que no es imposible, pero las soluciones que algunas universidades están dando como reducir el personal de apoyo, aceptar más estudiantes por año académico, pasarse a la enseñanza online o contratar profesores temporales tienen "desventajas bastantes significativas y convincentes", apuntó.
Consecuencias negativas desde 2004
A pesar de que esta situación puede parecer novedosa por la fuerte crisis que estamos viviendo, el problema de los profesores temporales se remonta a numerosos estudios a lo largo de los años. Ya en el 2004, varios estudios confirmaron que los profesores contratados de forma temporal conducían a una caída en la retención de los estudiantes.
Además, estos empleos no desfavorecen únicamente a los docentes y a los estudiantes, sino que en su conjunto tienen consecuencias negativas para la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, lo que puede provocar una disminución importante en el prestigio de la institución. Roy manifiesta la relevancia que tiene que las universidades cuenten con profesores que estén comprometidos con la institución.
La educación online, ¿el futuro de las universidades?
Enseñanza híbrida, únicamente virtual, sin presencialidad… Parece ser el futuro de todo tipo de formación a partir de ahora. Muchas universidades lo tienen claro: se reduce en gran medida la enseñanza presencial hasta que no exista una vacuna contra la Covid-19. A nivel económico algunas instituciones asumieron de forma positiva este nuevo cambio, sin embargo, la OCDE ha advertido que "la evidencia sistemática sobre los efectos del coste de digitalizar el desarrollo, la entrega, la evaluación y la acreditación de los cursos es limitada, y para muchos, decepcionante".
La Universidad de Carolina del Norte realizó un estudio el año pasado en el que se descubrió que desarrollar cursos digitales era en realidad más costoso que desarrollarlos de forma presencial en el campus.
El informe revela que durante las dos últimas décadas se ha visto un fuerte incremento en el coste de la educación superior y que las ganancias de productividad han resultado difíciles de alcanzar. Las soluciones que recomiendan es que las universidades asuman más responsabilidades, tales como trabajar con empresas o investigar cada vez más.