
Los primeros días del estado de alarma decretado por el COVID-19 surgió la polémica de la posible suspensión de los Juegos Olímpicos de Tokyo. Todos entendieron la dificultad que los atletas y deportistas iban a encontrar para prepararse en condiciones. Pero nadie habló del papel fundamental que desempeñan los entrenadores en esa preparación y las dificultades que ellos también tenían. Dificultades que seguramente eran vencidas por su pasión por el deporte.
Efectivamente, esta pasión por enseñar es lo que ha hecho que los docentes hayan seguido teletrabajando desde sus hogares, al igual que otros profesionales que también han tenido la suerte de poder mantener así su actividad. Y siguiendo con el símil olímpico, lo primero que pensaron los docentes fue qué iba a pasar con la EBAU o cómo iban a poder hacer para que los alumnos titularan o promocionaran a final de curso con los conocimientos necesarios. Pues esa era la meta que nos habíamos puesto cada uno al "empezar la carrera" allá por septiembre.
Las dificultades que nos hemos ido encontrando durante este tiempo han sido superadas gracias no sólo al esfuerzo personal de los docentes, sino en buena medida gracias a la ayuda de otros agentes, como los responsables TIC de los centros, los alumnos con su adaptación, las familias por su colaboración, los compañeros docentes, con sus nuevas iniciativas, nuestras propias familias, por comprender la necesaria dedicación a nuestros alumnos…
Pero hay que saber que este esfuerzo tan improvisado de teletrabajo docente está exigiendo muchos sacrificios en el profesorado. Tenemos que tener en cuenta que nuestras familias y nuestros hijos también tienen que conectarse por internet y que hay que compartir ordenadores y tabletas. No hay horario ni medios suficientes. Hay profesores que graban sus clases de seis a nueve de la mañana, o de once de la noche a tres de la madrugada, para dejar durante el día el ordenador a sus hijos; a otros les cuesta estar conectados con su clase en su horario y a la vez atender a sus pequeños, que a su vez deben hacer los ejercicios que les proponen en su colegio.
Los docentes somos conscientes de que, al igual que otros sectores en los que se producen aglomeraciones de personas, seremos de los últimos en volver a las clases presenciales. Y esa vuelta, todavía por determinar, también desconcierta, pues sabemos que nos vamos a encontrar con un panorama poco alentador: posible falta de medidas de prevención, miedo a los contagios, alumnos que no han podido seguir las clases y se han quedado descolgados…. Pero allí estaremos los profesores, al igual que el resto de profesionales de otros ámbitos, para lo que la sociedad en su conjunto nos necesite con el fin de salir todos juntos de esta pandemia con la cabeza bien alta. Como así está sucediendo.
Elaborado por Federación de Enseñanza de USO.