
La crisis "coronavirus" ha supuesto en muchos casos pasar de golpe de un sistema de educación offline a la educación online. Aunque a lo largo de los últimos años se hayan hecho importantes esfuerzos a la hora de dotar con tecnología a las aulas (especialmente de la educación primaria, secundaria y universitaria), estos se han revelado insuficientes en el momento en que ha tocado cerrar los centros, intentando mantener con vida el curso.
Sin embargo, en la formación de posgrado, especializada y también en la profesional, la crisis no está suponiendo mayor problema, ya que desde su origen y en la práctica la mayor parte del trabajo se hace vía telemática, especialmente cuando se tratan de programas formato executive o enseñanzas no regladas pero exigidas por el mercado.
En este sentido, este segmento del sistema formativo español tiene importantes experiencias que ofrecer al otro, es decir, al compuesto por colegios, institutos y otros centros de enseñanza en cualquiera de los regímenes de provisión: pública, privada o concertada. Se trata de una oportunidad, a pesar de ser una experiencia traumática, para revolucionar los métodos educativos y más aún cuando la edad de acceso de los niños a instrumentos digitales sigue descendiendo en España, situándose según los últimos estudios en los 7 años.
Las semanas que durará el confinamiento domiciliario de la mayor parte de la población en España y la dificultad que supondrá terminar con normalidad el curso académico, son un escenario de estrés para la educación online y, al mismo tiempo, para su extensión y definitiva implantación en la mayor parte de los programas formativos. Aunque era temido por muchos la llegada de sistemas que podrían desembocar en el 'homeschooling' y el retroceso cada vez mayor de la socialización de los niños en los colegios, el sistema educativo reglado tiene capacidad de adaptarse y, muy especialmente, los profesores para continuar trabajando.
La educación online es un soporte, es el canal por el que fluye la comunicación entre profesores y alumnos. Pero no lo es todo. Aquí la cuestión esencial es la adaptación del método pedagógico, de manera que, en esencia, se impartan los mismos conocimientos y competencias que en el sistema offline. Dicho de otra forma, "calcar" la enseñanza offline en materia de disciplina, cumplimiento de los objetivos, mantenimiento de rutinas, intercambios de conocimiento entre profesores y alumnos, y cambiar todo aquello que sea necesario para que pueda fluir en el canal online. Y no sólo esto, sino también obliga a innovar en las técnicas docentes, los materiales, los exámenes…
Es, por consiguiente, la prueba de fuego para la consolidación de la educación online, tan necesaria para garantizar el acceso a la formación en cualquier rincón de la geografía española (por ejemplo, es una de las medidas más eficaces contra la despoblación de las zonas rurales) y que, al mismo tiempo, refuerza una educación de los valores más importantes en el ámbito familiar, combinando de forma simultánea el apoyo familiar con el apoyo docente. Es el escenario ideal, también, para desarrollar una formación de las cuestiones más importantes del día a día como la educación financiera, la cual en los tiempos que corren tiene el canal online como uno de sus principales aliados.
Elaborado por Dositeo Amoedo, Presidente AEPF