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China cuenta con la mayor cantidad de personas que reciben formación: más de 300 millones

  • El Gobierno seguirá modernizando y desarrollando su sistema educativo con planes para 2035
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La República Popular de China celebra el 70 aniversario de su fundación en este mes, concretamente fue el 1 de octubre cuando con fuegos artificiales y un gran desfile militar festejaba una fecha tan señalada. El Gobierno ha publicado documentos técnicos que abarcan aspectos como mejoras en la esperanza de vida, en el PIB per cápita, en la atención médica, en la educación y en el propio desarrollo de China y su contribución al mundo.

Su rápido crecimiento fue fácil, teniendo en cuenta la abundancia de mano de obra y a precios moderados. Y lo mismo pasó con el sistema educativo. Bajo el mandato del presidente Mao, las reformas educativas se centraron en lograr objetivos igualitarios, como erradicar el elitismo académico y reducir las brechas sociales. Los estudiantes chinos de hoy reciben nueve años de educación obligatoria, incluidos seis años de primaria y tres de secundaria. Asimismo, las personas que acceden al mercado laboral han recibido casi 14 años de educación como promedio.

Las escuelas se han especializado en métodos de instrucción orientados a optimizar el rendimiento, centrándose en la memorización frente al pensamiento crítico, la aplicación práctica o el desarrollo socioemocional. Su único objetivo es pasar el examen final, el gaokao, unas exigentes pruebas que servirán para determinar el futuro académico y profesional de estos jóvenes.

Según datos del Ministerio de Educación, se ha pasado del analfabetismo -en 1949 suponía el 80 por ciento de la población- a una revolución educativa total -menos de un 4 por ciento de analfabetismo-. Hoy, tiene la mayor cantidad de personas que reciben formación en el mundo con más de 300 millones y la tasa neta de matrícula en las escuelas primarias es superior al 99,5 por ciento.

El director general de Henkuai, la consultora de comunicación y relaciones entre España y China, Carlos Sentís, indica que "a pesar de ser exitoso genera una presión enorme en los alumnos y hace que sufran mucho durante todo su desarrollo educativo. Todos los niños van a muchas clases extraescolares llegando a 11 y 12 horas de estudio".

Por su parte, Kwang Fu Cheng, profesor de chino y director de la escuela Bunkyo, asegura que "los chinos realmente basan su sistema educativo en el sistema confuciano, que se basa en el estudio duro para progresar en la vida. Existían desde antes los exámenes imperiales, que eran las oposiciones más duras que han existido. Muchos años estudiando fuera de casa para tener un puesto como funcionario público".

Sentís añade que además "han determinado para las ciudades más grandes como Pekín o Shanghai que solo se puede tener educación pública en el hukou (opera como un pasaporte interno o permiso de residencia al que se ligan tanto el lugar de residencia como la provisión de servicios sociales) donde se reside. Si se quiere estudiar en otro hukou, se tendrá que ir a una escuela privada. Y el coste de esa educación es al menos dos veces lo que cuesta una escuela privada en España o, incluso, superior. Es decir, unos 4.000 euros al mes, empezando desde la guardería. Por lo tanto, muchas familias tienen el trabajo en Pekín, pero son originarios de otras zonas, por lo que, tendrán que pagar la escuela privada. Si no se puede, tendrán que enviar al hijo de vuelta con los abuelos para ir a la escuela pública".

Estándares universitarios

Su éxito le ha llevado también a los estándares universitarios. Sus instituciones de educación superior están en el top 200 del ranking en 2016 y 2020. De hecho, es el único recién llegado a este grupo de los mejores, ocupando el sexto lugar en 2020, a pesar de no haber aparecido en el top 10 hace cinco años, cuando China ha experimentado un rápido crecimiento. No obstante, también las críticas a su sistema han sido muy conocidas, frente a los resultados excelentes en los exámenes, en la vida real y profesional existía una gran brecha entre el conocimiento que adquirieron esos alumnos en la escuela y las habilidades que necesitaban para competir en una economía cada vez más compleja.

Por su parte, Mariola Moncada, doctora en Historia Contemporánea china por la universidad de Fudan en Shanghai y profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, destaca que "las dos grandes universidades de Pekín, la Universidad de Pekín y la Universidad Qinghua, así como las grandes de Shanghai, la Universidad de Fudan y la de Jiaotong, ocupan los puestos más alejados en el ranking internacional, en torno al 40 o 50. Lo que es cierto es que en pocos años es muy probable que se encuentren entre las diez primeras. Ello se debe a una apuesta fuerte por la innovación y por la excelencia, así como por la importancia que siempre ha tenido el sistema chino en la educación".

La tasa de matrícula en el país para la educación superior alcanzó el 48 por ciento de la población de 18 años en 2018. Esto indica que su sistema de educación superior pronto ofrecerá un acceso casi universal a la educación superior. Asimismo, según datos oficiales, contó, en 2018, con más de 60.000 egresados de doctorado, número mayor que el gigante estadounidense. Y en sus universidades ya hay casi 500.000 alumnos internacionales, según Times Higher Education. Un objetivo que el Gobierno se había marcado para 2020 y, por ello, ha desarrollado programas internacionales y medidas para mejorar la calidad educativa general para atraer a más estudiantes. Por ejemplo, los programas Mil Talentos y Estudiantes Changjian promueven la educación superior, tanto en el extranjero como en China, de alumnos prometedores.

La directora china del Instituto Confucio de Madrid, Chen Danna, afirma que "desde una perspectiva práctica, se cree que los haigui (gente que vuelve a China tras haber estudiado en el extranjero) tienen más oportunidades en el mercado laboral, pues al menos manejan bien un idioma extranjero y cuentan con habilidades interculturales.

Por su parte, Beatriz Simón Yarza, investigadora sobre China y PHD de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra, asegura que esta revolución no solo se debe al sprint de los últimos años, sino que "en 1952 China contaba con 700 college students, un año después, con 1.172. En 1952 China no contaba con ninguna universidad que superara los 10.000 alumnos, mientras que en 1954 había un total de 13. Una característica fundamental de esta campaña educativa fue su amplitud geográfica".

Además, la labor del Gobierno chino no queda solamente en atraer ese talento para incrementar sus arcas, sino que educar a alumnos internacionales significa que el espíritu chino, la cultura y las tradiciones también lo estarán en esos egresados. Una oportunidad para desarrollar y reformar aún más el sistema educativo del país.

"Más allá de la inversión en infraestructuras necesaria para dar cobijo a una cantidad ingente de estudiantes, Deng Xiaoping (sucesor de Mao) consideró indispensable establecer relaciones con instituciones extranjeras", añade Simón Yarza. De hecho, "en 1985 y 1986, además de enviar numerosas delegaciones educativas a instituciones de otros países, China acogió 213 delegaciones extranjeras". Asimismo, "China ha subvencionado a sus mejores alumnos estudios en universidades de reconocido prestigio a nivel mundial, a fin de que luego volvieran y contribuyeran al desarrollo de su país. En esa misma línea, China ha hecho un esfuerzo notable por atraer investigadores y profesores de diversos países, con el fin de elevar el capital humano del país", indica Simón Yarza.

Competitividad

Además, en 2015 "se lanzó un programa llamado Doble primera clase para ayudar a algunas universidades y disciplinas a entrar en los rankings. Una característica importante del último proyecto es que la lista de las universidades y disciplinas selectas se actualizara en un periodo determinado, lo que construye una competitividad duradera entre los centros universitarios", añade Danna.

Simón Yarza añade también que "la universidad en China es un instrumento al servicio de los fines que el partido comunista establece para el país. Desde la llegada de Deng Xiaoping, uno de esos fines ha sido el progreso económico y hacia ello se han orientado las universidades, buscando ponerse a la vanguardia en investigación, especialmente en las áreas científicas"

El Gobierno seguirá modernizando y desarrollando su sistema educativo con planes para 2035. Su programa cuenta con diez tareas estratégicas, que incluyen garantizar un acceso equitativo a los servicios de educación pública básica, desarrollar universidades de categoría mundial y abrir aún más la educación para el mundo. También plantea mejorar el reconocimiento de títulos y diplomas, e impulsar la cooperación en el marco de la iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda.

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