
La llegada del mes de mayo no parece haber cambiado la tendencia de caídas que atraviesa el cruce del euro con el dólar. Desde los máximos de mediados de abril, en los 1,238 dólares, la divisa ha caído más de un 3,1%; ayer, a media sesión de bolsa estadounidense, se movía en los 1,197 dólares a solo un 0,3% de los mínimos del año, en los 1,193 dólares que tocó el cruce el pasado 9 de enero. La debilidad que está sufriendo la divisa común apunta ahora, según el análisis técnico, a que podría llevar a su cotización a los 1,17 dólares.
Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, explica que "la zona de 1,2 debería sentar las bases para retomar la tendencia alcista. Si no lo consigue, y pierde ese nivel claramente, la divisa podría caer hasta los 1,17 dólares". Esto supondría marcar un nuevo mínimo anual, no visto desde noviembre de 2017.
A pesar de todo, hay que tener en cuenta que las últimas caídas que está experimentando la moneda europea en su cruce con el dólar parecen tener más que ver con la fortaleza de este último que con la debilidad del euro: el último dato de PCE -índice de gastos del consumidor-, de gran importancia para la Fed para tomar sus decisiones, mostró un avance del 2% interanual en marzo, en línea con el objetivo de la entidad presidida por Jerome Powell.
Eso sí, no todo es el dólar en las últimas caídas; la economía europea no está dando buenas señales en el primer trimestre del año, y Mario Draghi, presidente de Banco Central Europeo (BCE), lo reconoció en la última reunión de la entidad, señalando que ni siquiera se había debatido sobre el plan de ruta de la política monetaria, porque la discusión giró en torno a los pobres datos macro en este periodo. Si el mercado descuenta un parón en el ritmo de normalización monetaria en la eurozona, esto podría generar aún más debilidad en la divisa.