
El potencial alcista que ha destapado el euro en su cruce con el dólar es una amenaza para las carteras que están expuestas a activos denominados en la divisa norteamericana, en los que las ganancias acumuladas pueden ser matizadas por la apreciación de la 'moneda común'. Existen varias formas de cubrir este riesgo: desde invertir al contado en el mercado de forex hasta contratar CFDs
El euro repunta un 6,7 por ciento en 2017 y ha reconquistado la cota de los 1,1 dólares, abriendo la puerta a buscar los 1,17 en próximas semanas, su siguiente objetivo desde el punto de vista técnico. El potencial con el que cuenta la divisa comunitaria, que es, al menos, del 4,5 por ciento, según destaca Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, es una amenaza para las carteras que están expuestas a activos denominados en dólares, en las que las ganancias acumuladas pueden ser matizadas por la depreciación de la divisa norteamericana.
Gestionar este riesgo "tiene que ser una preocupación siempre", incide José Morales, socio de EY y profesor del IEB, quien explica, eso sí, que para hacer una buena cobertura del cruce euro/dólar primero hay que preguntarse "si la pérdida máxima por el impacto del tipo de cambio es tolerable". "Es decir, si compensa hacerlo o no", concreta Tomás García Purriños, de Morabanc.
Los analistas coinciden en señalar que los inversores con una visión de largo plazo deben aceptar que el impacto de las divisas es neutro y que no debe cubrirse. El planteamiento debe ser diferente para los que operan a medio y corto plazo, para los que "las coberturas de divisas, parciales o totales, pueden añadir alpha a la cartera (o quitársela)", continúa García Purriños, aunque estos tendrán que tener en cuenta los costes y la complejidad de los productos que permiten hacerlo. Estos son algunos caminos que pueden tomar:
Fondos de inversión 'hedged'
No es una manera de cubrir una cartera construida previamente, es una forma de comprar una cartera ya cubierta. No requiere una gestión activa por parte del inversor. Este tipo de fondos, también llamados de cobertura, cubren la exposición a distintas divisas. No obstante, suelen tener costes importantes y requieren un nominal mínimo normalmente muy elevado. Utilizan técnicas de inversión agresivas, en corto, con todo tipo de derivados y un alto apalancamiento, por lo que, sobre todo, se dirigen a un público con alta tolerancia al riesgo.
Fondos de divisas y ETFs
Otro de los caminos para cubrir el riesgo divisa es tomar posiciones en un fondo de divisas o en un ETF u otro producto cotizado que invierta en contra del dólar. Así, el inversor de la eurozona que quiera cubrir el efecto de una posible apreciación del euro en una cartera hipotética de 50.000 dólares, deberá comprar esa misma cantidad de, por ejemplo, un ETF largo en el euro y corto en el dólar.
"Si el dólar se deprecia un 4 por ciento frente al euro, este producto se apreciará, en teoría, en un porcentaje parecido, compensando la pérdida de un lado con la ganancia del otro", comenta Tomás García Purriños. El coste visible de esta cobertura es la comisión que cobra el fondo más la comisión por operativa del bróker. Sus principales desventajas son que se necesita una cantidad similar a la que se quiere cubrir y que no existen muchos ejemplos de este tipo de productos que se puedan adquirir en España.
Forex
Al igual que con los fondos de inversión de divisas, la estrategia puede ser tomar directamente la posición contraria en el mercado de divisas al contado. Por ejemplo, si se quiere cubrir una posición de 50.000 dólares, se podría hacer comprando en corto otros 50.000 dólares. Si a fecha de vencimiento, el billete verde se ha depreciado un 5 por ciento, las pérdidas en la cartera de renta variable por el efecto del tipo de cambio serán compensadas por las ganancias de comprar dólares un 5 por ciento más barato de lo que (previamente) se ha vendido.
No obstante, si sucede lo contrario, y el dólar gana terreno, ocurrirá a la inversa exactamente, se ganará al cambiar la cartera lo que se pierda en forex, siempre y cuando la fecha de vencimiento sea la misma. El coste de esta operativa será la comisión que cobre el broker. La desventaja es que se necesita una cantidad similar a la que se quiere cubrir.
Si se quiere evitar esto último, se puede hacer la operación anterior con apalancamiento, con un crédito del bróker. La consecuencia es que el coste será mayor, ya que a lo citado anteriormente, se añade la comisión del crédito y los intereses del mismo.
Forward
Para no desembolsar la misma cantidad que se quiere cubrir sino sólo una parte, el inversor puede recurrir a un forward, que es un contrato a medida (no un producto cotizado) entre una entidad intermediaria y un cliente, que obliga a una de las partes a comprar y a la otra parte a vender una cantidad específica de un activo a un precio determinado, en una fecha específica en el futuro. Un ejemplo de este tipo de contrato es un CFD, no exento de complejidad y con características concretas en cada caso particular. La idea para cubrir el riesgo divisa es la misma que en el resto de casos, si se quiere cubrir una cartera en dólares, se debe comprar el mismo montante en euros.
Los costes suelen ser elevados y dependen de cada intermediario. Existen los explícitos, por ejemplo la comisión de mantenimiento o la de liquidación, y los implícitos, como el spread, que "es la diferencia entre el precio al que podemos comprar y el precio al que podemos vender un activo en un momento determinado, en función de las posiciones de oferta y demanda", aclara Javier Tejedor, responsable de producto trading de Self Bank. Cuanto mayor sea este spread, superior es el coste de la cobertura.
Futuros y opciones
El funcionamiento de los futuros es menos complejo, se adquiere un tipo de cambio determinado con un vencimiento trimestral (como máximo) sobre un nominal, cuyo contrato mínimo es de 125.000 euros (aunque existen contratos mini de 12.500 euros). Este producto cotiza en el mercado, donde hay que depositar una garantía de 3.000 dólares (sirve para asegurar las pérdidas diarias que se puedan ocasionar de la propia cotización del par, puesto que se liquidan al cierre del mercado tras cada sesión). Además, dado que el vencimiento es trimestral, es necesario renovar el contrato si este excede dicho periodo, por lo que hay que pagar el mantenimiento (rollover), a lo que hay que sumar, lógicamente, la comisión del bróker. Para García Purriños, "es esencial conocer y entender las especificaciones del contrato antes de tomar ninguna posición en este producto".
Las opciones tienen una estructura similar a los futuros, se adquiere un derecho, pero no la obligación, de comprar o vender una determinada cantidad de dinero a un determinado tipo de cambio y con una fecha de vencimiento. No obstante, este derecho se puede ejercer durante todo el periodo entre la fecha de compra del derecho hasta el vencimiento, o puede, incluso, no ejercerse tal derecho. Los costes, en este producto, dependen exclusivamente de la entidad con la que se contrate, existiendo siempre una prima o garantía que se debe abonar aunque no se efectúe finalmente la transacción. Tomás García Purriños, en línea con la propia CNMV, avisa: "Este vehículo quizás sea la cobertura más barata, flexible y exacta, pero también es una de las más complejas, por lo que requiere mayores conocimientos, por eso suele ser más común entre clientes institucionales".