
La intensificación de los rumores sobre que Grecia tendrá que asumir una reestructuración de su deuda no ha sentado nada bien a la rentabilidad de sus bonos pero no ha impedido que el euro mantenga su 'rally': está en máximos desde 2009 y ya gana un 9% en 2011.
Parecía que iba a ser una semana tranquila pero las apariencias siempre engañan. La tranquilidad de la que disfrutaban los inversores en las primeras semanas de abril se ha roto durante los últimos cuatro días.
A diferencia de otras ocasiones, cuando los mercados eran con sus decisiones de venta los que propiciaban la reacción de los políticos, en los acontecimientos de los últimos días han sido los políticos los que han guiado a los mercados. Y más concretamente, sus declaraciones. Las ha habido para todos los gustos: desde las de los miembros del Gobierno alemán dando ya por seguro que Grecia tendría que reestructurar su deuda, hasta las de Bruselas, negando cualquier tipo de conversación al respecto, sin olvidar el protagonismo que han tenido los finlandeses, ante la posibilidad de que la victoria de la ultraderecha en las urnas termine por dificultar el rescate de Portugal.
Y los inversores decidieron dejarse llevar por el "piensa mal y acertarás". Es decir, empezaron a descontar que la reestructuración de la deuda helena es ya un hecho y mejor que el mercado lo reconozca antes de que sea un hecho consumado. Esto explica por ejemplo, que la rentabilidad, que sube cuando cae el precio, de los bonos a diez años griegos haya repuntado en los últimos cuatro días del 13,82 al 14,90 por ciento, marcando nuevos máximos o que el rendimiento del bono luso a diez años haya hecho lo propio, al rebotar hasta el 9,50 por ciento. Más llamativo ha sido, sin embargo, la evolución de la rentabilidad de su deuda a corto plazo: Grecia tiene ahora que pagar más de un 20 por ciento por financiarse a dos años y Portugal un 11 por ciento. Es decir, el impacto que ha tenido en el mercado los rumores sobre la quita helena ha provocado que estos se hayan convertido en realidad ya que, según explica Robert Maxwell, director de inversiones de Tressis Gestión, "Grecia está hundido, y ningún país normal puede emitir bonos a dos años pagando un 20 por ciento de cupón por mucho tiempo", afirma.
Sin embargo, de momento España parece que está consiguiendo mantenerse al margen de esa incertidumbre. Le afecta como no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta que en muchos momentos se le ha tachado como el país al que apuntarán los inversores cuando Portugal deje de ser la diana del mercado. Pero no sale tan mal parado como sus vecinos del sur de Europa. De hecho, la rentabilidad de su bono ha escalado, pero sólo mínimamente, del 5,41 por ciento al 5,47 por ciento en las últimas cuatro sesiones; y el Ibex ha aguantado el tipo cerrando la semana con ganancias del 0,24 por ciento. Y la prima de riesgo se ha mantenido en los 221 puntos.
La 'moneda única', imparable
Mucho más es lo que se ha revalorizado el euro. Empezó la semana en números rojos, ante los rumores de que Grecia tendría que hacer frente a una reestructuración de su deuda, pero esos números rojos se fueron difuminando a medida que avanzó la semana. Los problemas de la deuda en EEUU, acentuados tras el recorte de la perspectiva a "negativa" por parte de Standard & Poor's, y los buenos resultados empresariales se tradujeron en un aumento del apetito por el riesgo, lo que disminuye cada vez más el atractivo del dólar como activo refugio. Con este telón de fondo, el euro ha continuado su escalada alcista, que ya inició a principios de año y ahora supera los 1,46 dólares, su cambio más alto desde diciembre de 2009.
La debilidad del dólar ha impulsado también al mercado de acciones estadounidense. Wall Street digirió en poco menos de 24 horas el recorte de la perspectiva de "estable" a "negativa" de la deuda estadounidense y optó por dejarse llevar por los buenos resultados que presentaron muchas de las grandes compañías cotizadas estadounidenses en lugar de centrarse en los negativos macroeconómicos de su economía. Y eso que el jueves se conoció uno de los peores: el índice de la Fed de Filadelfia, se desplomó en marzo, al pasar desde los 43,4 puntos de febrero hasta los 18,5 puntos cuando se esperaba una caída limitada hasta los 36,9 puntos. No impidió que el Dow Jones marcara su precio más alto desde junio de 2008.
En principio este dato no sería nada positivo para la economía norteamericana, muy preocupada también por si conseguirá aguantar en positivo a partir de junio, cuando la Fed culmina su programa de medidas cuantitativas (QE2). De momento, el petróleo no apunta a un frenazo económico. El West Texas se mantiene en niveles de 111 dólares y el barril Brent, referente en Europa, se acomoda en los 123 dólares.