Distribución

Jorge Muga: "Sacrificamos hasta el 50% de la producción de los vinos para mantener el nivel de calidad"

  • "Es muy variable, pero facturamos entre 17 y 20 millones de euros"
Jorge Muga, director general de Bodegas Muga. Imagen de Fernando Villar

Enclavada en el emblemático barrio de La Estación de Haro (La Rioja), Bodegas Muga -fundada en 1932 y gestionada ahora por la tercera generación- se ha convertido en una referencia del vino español en más de 40 países. La empresa ha optado por primar la calidad por encima de ingresos y beneficios. Jorge Mugan es el director general de la bodega. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Alimentación

¿Qué balance hace de 2016?

Este año, en términos de climatología y de vendimia, ha sido muy bueno, después de varios complicados, especialmente 2013. No tenemos una materia prima infinita, así que si no hay buena cosecha tenemos que sacrificar uvas. Nuestra bodega es muy conocida en cosechas malas, porque mantenemos el tipo a toda costa. No nos planteamos mantener volúmenes -ni siquiera facturación-, porque en nuestro caso y con nuestra filosofía es imposible, ya que tarde o temprano viene una cosecha mala.

¿Hasta qué punto puede llegar ese sacrificio en la producción?

En 2013 por ejemplo sacrificamos todas las gamas altas, sólo mantuvimos el crianza y menos de lo habitual. Esto implica poner cupos en el mercado y vender lo que haya. No mantenemos un objetivo de volumen, sino de calidad. En 2013, nuestra producción fue de unas 800.000 botellas cuando un año bueno podemos llegar al millón y medio, aproximadamente.

¿Eso implica que sacrifican hasta la mitad de la producción?

Sí, aunque también tenemos vino blanco, rosado y cava que son más estables. De blanco hacemos entre 180.000 y 200.000 botellas y de rosado algo parecido. En estos casos, aunque han sido años difíciles, casi hemos mantenido la producción. El cava sólo se sacrifica en años cálidos, cuando la uva pierde acidez.

¿Cuánto factura Bodegas Muga?

Es muy variable, pero estamos entre 17 millones y 20 millones de euros. Ahora tenemos todas las gamas con cupos. Los vinos de gama alta como el Prado Enea, el Torre Muga o el Selección Especial sólo se elaboran en añadas excelentes.

¿Cómo van las exportaciones?

Cuando llegó la crisis, cayó un perfil de cliente, el del regalo de empresa. Lo que hicimos fue ir a la exportación y con mucha facilidad los mercados exteriores absorbieron la pérdida de clientes de España. No nos hemos enterado de la crisis gracias a la exportación y al sacrificio que se hizo en un principio.

¿Dónde están ahora?

Fuimos abriendo mercados y cuando llegó la famosa crisis nosotros ya teníamos abiertos más de 40. Estamos vendiendo en muchos países, aunque nuestro punto fuerte y los mercados sólidos están en el norte de Europa, México, EEUU y Canadá. Estamos orgullosos de estar en Reino Unido, que es la capital mundial del comercio del vino. Vender allí tiene mucho mérito.

¿Les preocupa el Brexit?

No. Más allá de la devaluación de la libra, no nos preocupa, porque en Reino Unido adoran nuestros vinos y seguiremos vendiendo.

¿Barajan entrar en otra denominación y hacer alguna compra?

Nos lo hemos planteado. El principal enemigo para eso he sido yo, que creo que hay que centrarse allí donde tienes el control de la producción y de la calidad del vino. Ahora tenemos un proyecto muy pequeñito en Galicia, que está gestionando mi hermano, en Ribeiro.

¿Son más fuertes en hostelería o en alimentación en España?

La mayoría de las ventas es en hostelería. Le damos mucha importancia, porque cada restaurante es una embajada de nuestro vino.

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