Ubicada en las antiguas aulas de formación profesional fundadas en 1961 por el padre Llanos -conocido como el cura 'rojo' de Vallecas-, esta escuela enseña a alumnos sin recursos el oficio de cocinero a un precio simbólico, 100 veces inferior al que se paga en otras academias de hostelería.
Cuando en 1989 los herederos de José María de Llanos, el cura 'rojo' de Vallecas, decidieron recuperar el edificio que hasta un año antes había sido una escuela de formación para los jóvenes sin recursos del barrio, ninguno de ellos podía imaginar que ese centro, que tardó 11 años en rehabilitarse gracias a las donaciones de los ciudadanos, iba a convertirse en un auténtico vivero de cocineros en el sur de Madrid y un escaparate laboral al que los grandes chefs acuden en busca de nóveles talentos.
"Al igual que de la escuela de formación han salido directores generales de muchas empresas, de la Escuela de Hostelería del Sur saldrán cocineros conocidos", sostiene Miguel de Miguel, director general de la Fundación José María de Llanos, a la que pertenece esta escuela, una guardería, una escuela de formación profesional y de secundaria y un centro de acogida para mujeres maltratadas.
"Después de 13 años funcionando, ya vemos cómo algunos alumnos han pasado de revolotear a tener puestos importantes en restaurantes como el Kabuki de Sotogrande, en hoteles de la cadena Meliá o junto a chefs de renombre internacional como Martín Berasategui", puntualiza De Miguel, sentado en una de las mesas del comedor de esta escuela de hostelería, donde en 1961 el Padre Llanos instaló la sala de proyecciones de su primera escuela de formación.
Un comedor que está abierto al público de lunes a jueves para que los alumnos de la Escuela de Hostelería del Sur -la primera y única de Vallecas y donde un curso de dos años cuesta lo que cuesta un juego de cuchillos de cocina- conozcan el oficio al lado de los fogones y de sus comensales.
"En esta escuela -en la que para inscribirse hay que vivir en la Comunidad de Madrid y estar en paro- hay que estudiar, y a nuestros alumnos no sólo les enseñamos a ser cocineros sino personas que saben respetar horarios y jerarquías, conocen la seguridad y la higiene necesarias en una cocina, cómo gestionar al personal y sus derechos laborales y aprenden el inglés", matiza Alfredo Gil, jefe de cocina de esta escuela.
Formado en la Escuela de Cocina de la Casa de Campo de Madrid, Gil, de 38 años, ejerció su profesión en París y en elBulli pero hace ahora 12 años decidió ponerse al servicio de esta Escuela de Hostelería del Sur, que cada año forma a una media 180 alumnos, entre su ciclo formativo de grado medio -de dos años de duración-, su Programa anual de Cualificación Profesional Inicial y sus cursos de formación ocupacional de sumiller, pastelería, repostería, cocina y bar restaurante.
Cursos a los que se suman prácticas obligatorias de 370 horas en restaurantes y encuentros que esta escuela organiza con chefs de renombre que quieran gratuitamente compartir con sus alumnos su savoir faire, como ya han hecho, entre otros, David Muñoz, tres Estrellas Michelin con DiverXO, Ramón Freixá, Juan Pablo Felipe o Andrés Madrigal.