
El magnate ruso, Mikhail Fridman, propietario del 70% del capital de Dia, ha presentado un recurso contra su imputación por la quiebra de la tecnológica española Zed Worldwide en la Audiencia Nacional. El inversor argumenta que tanto el informe de la Fiscalía Anticorrupción que sustenta su imputación como el trabajo policial previo contienen afirmaciones "carentes de verosimilitud", dado que él no tenía poder de decisión en las sociedades mercantiles que intervinieron en la insolvencia de Zed.
En concreto, Fridman está investigado por los delitos de insolvencia punible, corrupción privada entre personas jurídicas, maquinación para alterar el precio de las cosas y administración desleal a partir de un informe de Anticorrupción que le sitúa como responsable último de una serie de decisiones que llevaron a la asfixia a la tecnológica española y le permitieron adquirir la compañía a un precio "irrisorio" de solo 20 millones, causando un perjuicio al accionariado español de la misma.
El escrito de su defensa, al que ha tenido acceso, Europa Press sostiene a lo largo de 68 páginas que la imputación "se basa en una serie de inferencias extraordinariamente abiertas e indeterminadas contenidas en los informes de las fuerzas actuantes, que tanto podrían dar lugar a las hipótesis o conjeturas que plantea como a otras de índole radicalmente diversa". Entre otras cosas, incide en que el informe policial adolece "de un llamativo sesgo en el que la pretensión de imputación no parece la consecuencia de un razonamiento sino la premisa del informe", ya que "la atribución de la conducta, además de no ser típica, carece en lo que respecta al señor Fridman de la menor verosimilitud".
La defensa sostiene que ni el auto de imputación ni el informe de Anticorrupción "citan de forma expresa una sola acción u omisión" de Fridman, a quien sitúa como mero accionista sin poder de decisión ni en las operaciones comerciales de Vimpelcom/Veon -que suscribió contratos con ZedWW y los rescindió sin que se produjera ningún tipo de incumplimiento- ni en el papel de Amsterdam Trade Bank (ATB), la entidad financiera controlada por Fridman que financió a la empresa española.