
El magnate ruso Mikhail Prokhorov desembarcó en la NBA en el año 2010 de la mano de los New Jersey Nets, siendo el primer dueño de una franquicia NBA no norteamericano. En su presentación prometió casarse si sus Nets no habían sido campeones en cinco años. Hoy, casi diez años después de su compra, el ruso puede presumir de tener un proyecto ambicioso para los próximos años.
En abril de 2012, los Nets se mudaron de New Jersey a Brooklyn, cambiaron de vestimenta (del blanco al negro) y pasaron a denominarse Brooklyn Nets. Pero el año clave fue 2013, fecha en la que se produjo uno de los peores negocios de las últimas décadas en la NBA y que ha tenido a los Nets en los infiernos hasta esta temporada, donde parece que han renacido con otra base de jugadores totalmente renovados.
En verano de aquel año de 2013, Kevin Garnett (37 años) y Paul Pierce (36) dejaron Boston, donde ganaron dos anillos (uno de ellos a Pau Gasol en 2008), para formar parte del proyecto desastroso del multimillonario Prokhorov. Pierce y Garnett se unieron al trío formado por Joe Johnson, Deron Williams y Brook Lopez, pero el sueño de su multimillonario dueño se vio truncado.
En el peor negocio, en forma de traspaso, de los últimos tiempos, Boston recibió a Gerald Wallace, Kris Humphries, MarShon Brooks, Kris Joseph, Keith Bogans, tres primeras rondas del draft (14, 16 y 18) y la posibilidad de intercambiar la primera ronda de 2017, a cambio de Kevin Garnett, Paul Pierce, Jason Terry y D.J. White. Boston es hoy lo que es gracias a este traspaso. En caso contrario, ni Tatum (cambio por el número uno del draft de 2017), ni Irving (a cambio de Thomas, Crowder, Zizic más alguna ronda de draft) ni Brown (llegó en 2016 en el número tres del draft) estarían defendiendo los colores de Boston Celtics.
Jugadores históricos a cambio de mucho futuro y algunas piezas extra. Prokhorov vio la oportunidad de juntar un quinteto de garantías, que seguramente habría luchado por el anillo si estuvieran en su mejor momento, pero ya lo había dado todo en la NBA y cayeron empicado. De hecho, en su primer año llegaron a las semifinales de la Conferencia Este, quedando segundos en la clasificación (con un balance de 49-33).
Pero a partir de 2014, la nave de Brooklyn se fue hundiendo poco a poco hasta llegar a los infiernos de la NBA. Del 49-33 se pasó al 44-38 en 2015, 38-44 en 2016, 20-62 en 2017 y 20-62 en 2018. Durante todos estos años intermedios, los Nets intentaron reconstruirse, con las salidas de Garnett y Pierce, pero tampoco salió bien y por el camino quedaron nombres interesantes como Jeremy Lin, Thaddeus Young, Shane Larkin o Andrea Bargnani, Ty Mozgov o Bojan Bogdanovic, unidos a las salidas de Jason Terry, Deron Williams y Joe Johnson.
Jugador a jugador y la gestión de Marks y Atkinson
¿Cómo salieron a flote los Nets tras este mal negocio? Acertando en el intercambio jugador por jugador. No había otra. En enero de 2016, Billy King fue despedido y su puesto lo ocupó Sean Marks, que junto con el entrenador Kenny Atkinson sacaron a una franquicia sumergida en el fondo del pozo.

En la actualidad, se puede decir que los Nets se han recuperado. Han arriesgado con jugadores como LeVert (vino en la primera ronda del draft en el número 20 a cambio de Bogdanovic), Russell (los Lakers lo soltaron para contar con Lonzo Ball) y Jarrett Allen (puesto 22 del draft). Todo esto, unido a las aportaciones de Carroll, Hollis Jefferson o Dinwiddie han sacado del pozo a los Nets, que en estos momentos de la temporada ocupan el puesto 11 de 15 con un balance de 8-15.