
Football Leaks ha vuelto a la carga y en esta ocasión ha relatado a través de Mediapart, algunas de las excéntricas acciones que ha llevado a lo largo de su vida Dmitri Rybolovlev, el actual dueño ruso del AS Mónaco. Aprovechando su imputación por supuesta corrupción en el Principado, el citado medio repasa la vida de la persona número 242 más rica del mundo, según Forbes.
Uno de los datos que analiza la publicación es precisamente su fortuna, pues Rybolovlev podría tener más dinero de los 6.000 millones de euros que declara. El inicio de su imperio comenzó con la empresa rusa Uralkali, que en 2007 salió a la Bolsa de Londres, dedicada a la extracción de potasa, un compuesto que se usa principalmente como fertilizante. Tres años más tarde, tras un desastre ambiental en una mina, el magnate decidió vender el 75% que controlaba para dar un vuelco en sus negocios.
Pero antes de lucrarse con la potasa, Rybolovlev pasó en 1997 por la cárcel, cuando fue detenido por presuntamente participar en el asesinato de su socio comercial. Finalmente fue absuelto por falta de pruebas en el suministro de armas que se le imputaba, pero esto dejó un grave borrón en el historial del ahora magnate.
No una mancha pero sí una gran curiosidad es su relación con Donald Trump. Al actual presidente de Estados Unidos, el empresario le compró una mansión en 2008 por valor de 95 millones de euros y tras el ascenso al poder de Trump, Rybolovlev fue uno de los sospechosos de estar detrás de su propulsión con grandes intereses en Rusia.
Sin embargo la mansión en Estados Unidos no es su único capricho, pues también tiene un Airbus A319 valorado en 55 'kilos', una isla griega que le costó 100 millones y compró un loft en Nueva York para su hija por 88 millones y un yate para otra por 80 'kilos'.
Por último, el citado diario también comenta sus raros gustos como la "paranoia" que tiene por la seguridad o la manía de "no comer nunca un yogur que no haya abierto él", "no beber agua de una botella sin precinto" o "enviar a alguien a un restaurante una hora antes de acudir personalmente". Todas las excentricidades del magnate ruso que en 2011 se hizo con el Mónaco pero que en 1990 ya intentó comprar el Servette de Suiza o en 2016 el New York Red Bull.