En los últimos años, el fútbol ha cambiado de manera sustancial. Las modificaciones que, poco a poco, se van dando en el césped nada tienen que ver con la velocidad a la que ha exprimentado variaciones el balompié fuera del verde. El mercado futbolístico ha entrado en una nueva realidad, en una vorágine de gasto que la máxima organización a nivel mundial de este deporte, la FIFA, quiere parar cuanto antes.
Según revela The New York Times, la entidad que preside Gianni Infantino se ha propuesto acabar de manera definitiva con la especulación que a día de hoy preside el deporte rey. Para ello, deberá plantear una batalla con varios frentes y cuya hoja de ruta se detalla en un informa al que ha accedido el periódico estadounidense.
A la FIFA se le aparecen varios problemas: el alto coste de los fichajes que ha llevado a una burbuja preocupante, la falta de transparencia en el mercado, el papel de los agentes, el exceso de jugadores cedidos...en definitiva, un gasto desmesurado al que se desea poner coto en la organización.
Para intentar combatirlo, la FIFA ha planeado una serie de medidas. La primera y más importante sería la creación de un centro mundial de transferencias que controlase todas las operaciones. El servicio lo realizaría un banco comercial, por lo tanto, una entidad externa a la FIFA. Esta institución también se encargaría de los pagos de las comisiones a los agentes, con un máximo del 5% sobre el total del salario del jugador o del coste de su fichaje. Esto persigue acabar con la ingente y creciente influencia de este sector en el mundo del fútbol, que ha duplicado sus ganancias en los últimos cinco años hasta casi 425 millones de euros.
De la mano, la creación de un método para calcular el valor real de los jugadores e imponer impuestos de lujos a los equipos que compren a sus futbolistas a un precio superior a esta cifra, con destino a los clubes que formaron a dicho futbolista (una forma de ampliar los pagos de mecanismos de solidaridad, que a menudo no se cumplen). A partir de un algoritmo, la FIFA pondría freno, de esta forma, a la burbuja en los fichajes. Esta medida también se complementaría con la imposición de cláusulas de rescisión a los jugadores, siempre basándose en estos cálculos.
El organismo de Infantino también quiere frenar el aumento desmesurado de los gastos en salarios. La idea es diseñar límites salariales en función de los ingresos de cada uno de ellos. Para aumentar la seguridad de que los equipos no caigan en problemas financieros, serían sometidos a exámenes anuales con el objetivo de llevar acabo una vigilancia exhaustiva y continuada.
Otro de los elementos de especulación es el de las cesiones. La FIFA propone un máximo que oscilaría entre las seis y ocho por escuadra, y también pondría límites a las que se pueden hacer a un mismo equipo (tres).
Todas estas propuestas configuran un mosaico de medidas que tendrán mucha oposición. La FIFA, a pesar de ello, lo tiene claro: va a ir a por todas contra un sistema que promueve incentivos financieros que prevalecen sobre el interés y el bienestar de las partes vulnerables, como los jugadores, especialmente los menores", tal y como asegura el informe de la organización.
El plan tendrá que recorrer sus propios plazos. La FIFA espera que los grandes cambios tengan, que esperar, al menos, dos años o más. Sí podría llevarse a cabo el curso que viene todo lo referente a la limitación de las cesiones. Será, en todo caso, un proceso largo, ya que tiene un objetivo ambicioso: devolver al fútbol la transparencia y pureza perdida.