
El mundo del deporte, y sobre todo el fútbol, esconde personajes que rara vez dan la cara ante la opinión pública pero que influyen mucho en las transacciones más importantes. Kia Joorabchian (Teherán, 1971) es uno de esos nombres que salen a escena cada vez que hay un gran fichaje en Europa y, con más frecuencia, si un jugador brasileño está involucrado en la operación. Su última participación ha sido en el movimiento que ha llevado a Malcom al Fútbol Club Barcelona.
El nuevo extremo brasileño de los azulgranas es solo la punta de la lanza de Joorabchian, una de las personas que más dinero mueve con sus traspasos. Pese a ser considerado un agente de futbolistas, este iraní de nacimiento con ciudadanía británica y pasaporte canadiense, carece de licencia como representante y siempre se ha llamado a sí mismo "un administrador de inversiones".
Joorabchian creció empresarialmente de la mano de un oligarca ruso, Boris Berezovsky, y de otro georgiano, Arkady Patarkatsishvili. Con ambos estuvo muy relacionado en sus primeros negocios, también se especula que fue socio de Roman Abramovich, y una vez dentro del mundo del fútbol siempre ha participado como intermediario entre clubes, jugadores y agentes, habiendo sido colaborador de casi todos los grandes equipos europeos.
Joorabchian se describe como un asesor en los derechos de los jugadores y en los contratos y traspasos de los clubes.
Liverpool, Inter de Milán, Manchester City, Juventus, PSG, Chelsea o Benfica son algunas de las entidades que en algún momento durante los últimos 15 años se han visto en negociaciones con este iraní. En España, el Real Madrid primero, y el Barcelona con más frecuencia ahora, también se han relacionado con Joorabchian. Con el conjunto blanco participó en 2008 en la venta de Robinho al Manchester City en los mismos días que el club inglés pasaba a manos de Al-Fahim, actual dueño, y según el diario As, antes de firmar por el Barcelona ofreció a Malcom a la directiva de Florentino Pérez.
Es precisamente con los culés con los que consiguió su traspaso más sonado. El pasado mes de enero asesoró a Philippe Coutinho para cambiar Liverpool por la ciudad condal, previo pago de 150 millones de euros. Un movimiento que ya había hecho con el Barcelona y André Gomes en 2016, ha repetido con Malcom para sacarle del Girondins de Burdeos e hizo por primera vez en el Camp Nou en 2010, cuando cerró el fichaje de Mascherano.
Joorabchian, Mascherano y Tévez
Pero antes de llevar al argentino a Barcelona, Joorabchian ya estuvo involucrado en el traspaso más sonado del 'jefecito'. En 2004 era el fundador y presidente del fondo de inversión Media Sports Investment (MSI), una empresa que se lanzó a comprar el Corinthians brasileño tras pagar 35 millones de dólares. Mediante esta cantidad, MSI firmó controlar la gestión del club durante diez años, hacerse con el 51% de los ingresos por televisión, venta de entradas y publicidad y el 80% de los ingresos en traspasos. Para relanzar al histórico equipo, el fondo consiguió los fichajes de varias estrellas, pero destacaron las incorporaciones de Carlos Tévez, el delantero carioca Nilmar y el propio Mascherano.
Juntos consiguieron el Brasileirao y al año siguiente Joorabchian mandó a los dos argentinos, de los que era propietario de sus derechos, cedidos al West Ham para intentar venderlos luego por unas cifras históricas. Pero el plan de MSI, que también conllevaba apropiarse de la entidad inglesa, no salió como esperaban. El fondo no pudo llegar a un acuerdo con los londinenses para efectuar la compra, la falta de transparencia de las cesiones alertó a la UEFA, Mascherano acabó en el Liverpool en invierno y Tévez se fue al Manchester United en agosto de 2007, dos años antes de ser traspasado al Manchester City, con intermediación de nuevo de Joorabchian.
Este movimiento significó un antes y un después para la Premier League, que prohibió la propiedad de jugadores por parte de terceras partes. El West Ham fue multado con ocho millones de euros por el fichaje de los dos argentinos y sólo la compra del club por parte de un empresario islandés salvó al equipo del descenso administrativo. Tras esta operación MSI fue desapareciendo poco a poco sin la participación de Joorabchian.
Se calcula que ha participado en más de cincuenta traspasos entre clubes europeos, sudamericanos y asiáticos en los últimos años.
Además de todos los cambios de equipo que han sufrido Tévez (Juventus, Shanghai Greenland Shenhua y Boca Juniors), el intermediario iraní ha participado en varios traspasos desde 2008. Los traspasos de Robinho al Milán, Santos, Guangzhou Evergrande y Atlético Mineiro, el estrellazo de Ramires del Benfica al Chelsea antes de marcharse al Jiangsu Suning, los continuos intercambios de David Luiz entre Benfica, Chelsea y PSG, el fichaje por los parisinos de Marquinhos tras despuntar en la Roma, la llegada de Willian a Londres o la compra de Oscar por el Chelsea y su salida al Shanghai SIPG han sido algunas de sus operaciones más sonadas.
En todas estas operaciones en las que se han involucrado brasileños ha estado muy presente el Chelsea, de ahí sus supuestos lazos con Abramovich, pero si con un club ha negociado en los últimos años ese ha sido el Inter de Milán.
En 2016 Joorabchian llevó al conjunto italiano a Joao Mario y Gabriel Barbosa, dos prometedores jugadores que nunca han terminado de explotar en los 'nerazzurri'. Barbosa se encuentra ahora en el Santos tras varias cesiones, pero deberá volver al Inter en invierno, mientras que Joao Mario ha sido declarado transferible por Luciano Spalletti. Además, antes del lío Roma-Barcelona con Malcom, el brasileño estuvo muy cerca de recalar en Milán por estos contactos del equipo con el intermediario.
Un entramado de negociaciones entre clubes, agentes y jugadores que ha hecho que Kia Joorabchian sea una de las personas más influyentes en el mercado de fichajes del fútbol y un habitual de las altas esferas. En más de una ocasión se ha podido ver al iraní en palcos de los partidos más decisivos de Europa entablando relaciones con los grandes dirigentes a la espera de otra operación en la que se vea involucrado.