
Un consorcio liderado por el expresidente de Guggenheim Partners, Todd Boehly, va a iniciar conversaciones exclusivas con el Chelsea para cerrar su compra. Pero en el último momento, uno de los hombres más ricos del Reino Unido ha lanzado una oferta de 5.000 millones de euros por el equipo de fútbol londinense.
El grupo que lidera Boehly superó al resto de ofertas, como la del empresario británico Martin Broughton o la del copresidente de Bain Capital, Stephen Pagliuca, según fuentes confidenciales de Bloomberg.
La venta del Chelsea ha sido uno de los acuerdos más polémicos y políticamente delicados en el deporte mundial, tras las sanciones impuestas al equipo por pertenecer al oligarca ruso Roman Abramóvich. Y por si fuera poco, este viernes hubo un giro de última hora cuando el multimillonario británico Jim Ratcliffe puso sobre la mesa 4.250 millones de libras (unos 5.000 millones de euros) por el club.
El grupo químico de Ratcliffe, Ineos, dijo en un comunicado el viernes que la oferta incluía una contribución benéfica de 2.500 millones de libras -Abramóvich quería destinar esa cantidad a ayudar a las víctimas de la invasión rusa de Ucrania- y un compromiso de invertir 1.750 millones de libras en el club durante los próximos 10 años.
Raine Group, la firma estadounidense que está gestionando la venta del club en nombre de Abramóvich, ha pasado semanas sopesando las ofertas de Boehly, Broughton y Pagliuca antes de decidirse por la primera. La pregunta ahora es si la oferta de Radcliffe ha llegado a tiempo, o si las negociaciones con Boehly ya son firmas.
Ratcliffe, que tiene una fortuna de casi 11.000 millones de dólares, según el índice de multimillonarios de Bloomberg, no es ajeno al mundo de los clubes de fútbol. El británico ya ha invertido en el club francés Niza y en el FC Lausanne-Sport de Suiza.
Una de las mayores compras de la historia
Con estas cifras sobre la mesa, la venta del Chelsea va camino de convertirse en una de las transacciones deportivas más grandes de la historia. En total, hasta 20 pretendientes han intentado hacerse con el equipo, aunque la mayoría se han ido retirando a lo largo del mes.
Para el Chelsea, sus empleados y sus seguidores, la venta traerá la certeza que tanto necesitan, ya que el club no ha podido operar con normalidad desde que el gobierno del Reino Unido congelara los activos de Abramóvich en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.
Desde entonces, el equipo del oeste de Londres ha estado bajo una serie de restricciones que le han impedido vender un porcentaje de las entradas para Stanford Bridge, abrir las tiendas de camisetas y márketing o negociar nuevos contratos con los jugadores. El Chelsea opera bajo una licencia especial del gobierno del Reino Unido que vence el 31 de mayo. En una entrevista con la BBC esta semana, la ministra de cultura, Nadine Dorries, aseguró que el equipo está "jugando en tiempo de descuento", e indicó que la venta debe formalizarse lo antes posible.