Fue, durante décadas, la persona más poderosa del fútbol español, pero hace dos años la 'Operación Soule' provocó su entrada en prisión (y posterior salida) y su inhabilitación y expulsión de la presidencia de la Federación Española de Fútbol (RFEF). En todo ese tiempo, Ángel María Villar ha guardado silencio...hasta este miércoles, día en el que ha regresado para dar su versión acerca de los retos que debe afrontar el fútbol actual. Y alguna cosa más.
En una de las comparecencias más seguidas del World Football Summit que se está celebrando en Madrid, Villar justificaba su regreso en la necesidad de aportar su propia experiencia de cara a las futuras modificaciones que afrontará el fútbol en los próximos años. El expresidente de la RFEF aseguraba que su agradecimiento a ese deporte le obligaba a ello.
Pero Villar, que con 29 años de carrera en la presidencia en la RFEF sabe cómo funciona la prensa, le ahorraba a los periodistas la que sería primera pregunta de la tarde, su estado y el de la causa que investiga los posibles delitos de administración desleal, apropiación indebida y/o estafa, falsedad documental y corrupción entra particulares presuntamente cometidos en su estancia en la RFEF. "Me encuentro de maravilla, el proceso va lento, la instrucción es lentísima y mis abogados están presentando las pruebas que consideren oportunos para defenderme", decía en sus primeras palabras de la sesión. En las últimas, lanzaba un discreto alegato de inocencia: "Yo no he hecho nada".
Antes de ponerse en faena, tuvo palabras para recordar la figura de Sandro Rosell, absuelto de los delitos de pertenencia a banda criminal y blanqueo de capitales, después de casi dos años de prisión. "El daño moral, material y físico que se ha hecho a esa familia es irreparable. ¿Qué hacemos para que eso no se vuelva a repetir? Nada, solo nos preocupa cuando nos pasa a nosotros". Una pregunta significativa, máxime cuando el exdirigente pasó también un tiempo entre rejas, aunque bastante inferior: unas semanas frente a los 22 meses del expresidente del Barcelona.
También para su sustituto, Luis Rubiales, al que felicitó por su gestión (que pretendía, paradójicamente, acabar y romper con su legado) porque "hay que ser galán", aunque no quiso responder a la pregunta de si, bajo su mandato, existía una mejor relación con LaLiga. "Porque no quiero", explicaba Villar, levantando algún que otro aplauso.
El expresidente de la RFEF, en contra de la Superliga Europea que quieren sacer adelante la UEFA y la ECA
Villar, por supuesto, ofreció su criterio respecto al tema más candente del fútbol europeo: la posible modificación de la Champions League a partir de 2024 para convertirse en una especie de Superliga semiprivada, algo que también criticó el presidente de LaLiga, Javier Tebas, durante su ponencia de este pasado martes. Un proyecto que rechaza: "Si es cierto que en la Superliga se va a clasificar a unos clubes al margen de su resultado deportivo, va en contra de la legalidad. Si es cierto que se quieren usar fechas de calendario de ligas, me parece grave. Cuando quieres participar en una competición de 21 partidos, me parece preocupante".
En clave española, el expresidente de la RFEF ha recomendado a los responsables de la federación y de LaLiga a reunirse más y a conseguir un acuerdo para acabar con el actual pulso judicial que existe entre las instituciones por los partidos de Liga de lunes y viernes. Aún así, descartó dar una opinión más detallada en cuanto a este tema y los nuevos formatos de Copa del Rey y Supercopa que ha puesto en marcha su sucesor, Luis Rubiales.