
El Ministerio de Fomento trabaja en un nuevo modelo de colaboración público-privada para la construcción de las infraestructuras que le permita reducir su exposición a los riesgos de los proyectos y así evitar salir el rescate de las concesiones que puedan quebrar, como ha pasado con las nueve autopistas que han ido pasando poco a poco a manos del Estado tras entrar en liquidación. La asunción de estas carreteras, que ahora se explotan a través de Seittsa, pasarán una factura de hasta 1.800 millones de euros a las arcas públicas, lastrando directamente el objetivo de déficit, lo que ha llevado al Ejecutivo socialista a anunciar la relicitación de su explotación. Eso sí, tal y como avanzó este diario, el concurso no saldrá antes de 2019 puesto que los pliegos "no están avanzados", defienden desde Fomento.
Pese a este tropiezo con las nueve autovías quebradas y al plan del Ejecutivo de eliminar los peajes de las carreteras cuyas concesiones vencen este año y el que viene, el Ministerio que dirige José Luis Ábalos ha defendido a capa y espada el uso de la inversión privada para impulsar las infraestructuras, aunque eso sí, con cambios profundos para que el sector privado asuma más riesgos. "La colaboración público-privada es fundamental para dar estabilidad a la inversión en infraestructuras que debe dejar de ser procíclica", aseguró Pedro Saura, secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, durante la inauguración de una jornada de KPMG.
En este sentido, Saura ya ha anunciado que ha organizado un grupo de trabajo en Fomento y que hablará con el sector privado y la industria "para fijar un nuevo modelo completo de colaboración público-privada" que sea un ganar-ganar para ambas partes. "Trabajamos en la dirección de alinear mejor los incentivos con los beneficios y que los riesgos estén mejor distribuidos entre el Gobierno y el sector privado", sentenció Saura.
Para ello, el secretario de Estado también ha reiterado la intención del Ejecutivo de usar el Big Data y todos los elementos en su mano para realizar unos cálculos más exactos de previsión de demanda y de costes y así evitar sorpresas de última hora, como sucedió con las autopistas en liquidación, donde la previsión de tráfico no se cumplió y los gastos de construcción se dispararon por las expropiaciones de los terrenos.
En este punto, Saura también ha insistido en replantear el modelo de desarrollo de la red de infraestructuras (dónde, cómo y cuándo invertir) para que su construcción responda a necesidades reales de cohesión social y económicas y no a objetivos políticos. "Hay que huir de la tentación de completar los mapas porque sí. Hay que ser responsables y evitar errores y excesos del pasado", aseguró. "Hay que cambiar la forma de pensar", dijo.