A pesar de que se habla de recuperación del ladrillo, lo cierto es que el mercado parece continuar prácticamente congelado, al menos el de vivienda nueva. Al calor de la ligera subida de precios (aumentaron un 4% en el primer trimestre del año), la compra marcó mínimos históricos y es que, sin un precio atractivo, el mercado inmobiliario se mueve poco.
Así lo ratifican los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que indican que las operaciones llevan dos meses (marzo y abril de 2015) por debajo de las 7.000, el nivel más bajo que existe en la serie histórica, que arranca en el ejercicio 2007. Estas cifras muestran que, ni en el peor momento del pinchazo de la burbuja inmobiliaria se vendían menos viviendas nuevas que ahora.
Algunos podrían decir que se venden menos casas nuevas porque cada vez hay menos en stock, pero lo cierto es que los datos apenas muestran una ligera reducción de los pisos pendientes de venta en toda España. Los oficiales, elaborados por el Ministerio de Fomento, son muy antiguos, de 2013, e indican que en España hay más de 563.000 viviendas sin estrenar y sin comprador.
Parque de viviendas "invendibles"
De esta forma, si se mantiene el ritmo de venta de viviendas nuevas, agotar el stock supondría más de 90 meses, unos 7 años y medio, aproximadamente. Y eso sin construir ni un solo piso nuevo hasta 2022 para facilitar la venta del excedente actualmente existente.
Esta paralización de la construcción de casas nuevas no parece que vaya a producirse ya que una de las últimas buenas noticias que ha dado el ladrillo ha sido la subida de los visados de viviendas nuevas. En el primer trimestre del año, subió un 22,8%, lo que indicaba que se volvían a pedir permisos para obra nueva después de varios años de paralización.
Por este motivo, muchos expertos creen que el problema del stock de viviendas en España es que hay un parque importante de pisos que no encontrarán comprador nunca, aunque su precio siga bajando.