Miguel Canalejo, miembro de la Junta directiva del Círculo de Economía, inauguraba la primera jornada de la XXXII Reunión anual del lobby explicando que los empresarios apoyaban la reforma laboral de 2012, porque había permitido impulsar la competitividad.
Algunos de los que habían participado en esta encuesta, se encontraron con la cruda realidad de que esa reforma, en el caso de que gobierne Podemos o el PSOE, cuenta con muchas cartas para desaparecer. En Sitges se lo explicó directamente Pablo Iglesias, que, además, adelantó que espera aplicar sensibles cambios fiscales.
Uno detrás de otro, Iglesias anunció que, si gobernaba, revisaría (en principio al alza), impuestos como el de Sucesiones, Donaciones y Patrimonio. También fue claro cuando anunció que perseguiría el fraude fiscal y que "los mayores defraudadores" eran las empresas y las rentas más elevadas.
En las partidas sociales, anunció que está dispuesto a elevar dos tramos (primero hasta 800 y luego a 900) el salario mínimo y que pretende negociar con Europa que permite ajustar
Iglesias no fue el único que habló de impuestos. Carles Puigdemont adelantó que espera reducir el IRPF a las rentas más bajas este año y que esto no alterará los Presupuestos. El presidente de la Generalitat hace este anuncio justo dos días después de presentar el Anteproyecto de Presupuestos en el que no se incluía ninguna modificación impositiva.
Además, dijo que no pretende elevar el IRPF a las rentas más altas porque no tendría un efecto en ingresos hasta 2019 y entonces, "la realidad de Cataluña será otra". De hecho, defendió que justo podía rebajar el IRPF a quienes tenían menos ingresos, porque "por el sistema de financiación autonómico" estos impuestos no se liquidarán hasta 2019.