
Codorníu abordará su segundo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en dos años con un plan para reducir su plantilla en 79 personas de las 700 totales que trabajan en el grupo.
Si en 2017 prescindió de 71 personas tras dejar de producir marca blanca para terceros y centrarse en alta gama propia, ahora atribuye el ajuste a un "plan de eficiencia". En lo que coinciden ambos recortes es en la intención de la compañía de cubrirlos mediante prejubilaciones y programas de acompañamiento de los afectados.
La nueva dirección del grupo bodeguero tras la toma de control por parte del fondo de inversión Carlyle el otoño pasado quiere dar la vuelta a la cuenta de resultados, que el año pasado -justo cuando se anunció la compraventa- registró beneficios gracias a una venta de última hora de la marca estadounidense Locations, pero que en el ejercicio actual prevé pérdidas, con 17 trimestres acumulados de facturación a la baja, han explicado a elEconomista fuentes sindicales.
Para intentar recuperar los números negros, cerrará las oficinas de Esplugues de Llobregat para trasladarlas a la bodega Codorníu de Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona) -con 26 afectados-, con el objetivo de "aprovechar las sinergias de todos los departamentos para lograr una visión transversal del negocio, agilizar la toma de decisiones y potenciar el trabajo en equipo". Con todo, también habrá recortes en Sant Sadurní (43 personas previstas), así como en la bodega Raimat (10 empleados).