
La desaceleración económica en Alemania e Italia, el Brexit y la guerra comercial entre Estados Unidos y China auguran un 2019 en el que persistirá el frenazo exportador en España, que ya se ha vivido en la segunda mitad de 2018, lo que afectará especialmente a Cataluña y su industria, según las previsiones de la Cámara de Comercio de Barcelona.
La entidad ha rebajado cuatro décimas sus perspectivas de crecimiento de la economía catalana en 2019 respecto a su cálculo de hace tres meses, y ha situado el avance del PIB catalán en el 2,1 por ciento este año.
Esta cifra supone invertir la tendencia del tradicional diferencial positivo de Cataluña respecto a la media nacional, y es una previsión más pesimista que la de la Generalitat, que en su proyecto de Presupuestos para 2019 augura un crecimiento de la economía catalana del 2,4 por ciento este año.
La Cámara de Barcelona atribuye su rebaja a la menor aportación a la economía del sector exterior por la desaceleración del comercio mundial, así como al ajuste de la inversión ante el cambio de perspectivas globales.
El sector industrial será el que menos crecerá durante este año, y la confianza empresarial de la industria se desploma en el primer trimestre de 2019, mientras que la construcción es el sector más optimista, con la excepción de la ciudad de Barcelona, donde los "obstáculos administrativos" del Ayuntamiento que dirige Ada Colau crean "incertidumbre contínua", lamentó también ayer en rueda de prensa el presidente de la Cámara, Miquel Valls.
Deuda excesiva
Valls advirtió de la elevada deuda pública catalana, y consideró que "desde el punto de vista empresarial" no hay ventajas en la intención de la Generalitat de salir a los mercados en un escenario de tipos alcista.
En su lugar, abogó por negociar mejores condiciones de financiación con el Estado, su principal acreedor.