
Una de las principales empresas de suministro de atún en España surgió durante la posguerra, vendiendo pescado por las calles de Barcelona. Poco después, empezó a beber de la gastronomía japonesa.
El atún es el emblema de Arrom, una de las principales empresas de distribución de pescado en España. Desde que entró en Mercabarna en 2016 -tiene dos casillas ahí-, ha duplicado su facturación: ha pasado de los 10 a los más de 20 millones de euros anuales. La compañía barcelonesa importa pescado de más de veinte países y sirve, diariamente, a centenares de clientes. Para hacer frente a su expansión, el director general de Arrom, Josep Comas Arrom, tiene unos cuantos proyectos en mente.
Actualmente, la empresa tiene tres líneas de negocio separadas. La primera es la parada de Santa Caterina, donde venden al detalle. Otra es la nave de Viladecans que, desde 2008, distribuye a los sectores de la restauración y la hostelería. Y, la más reciente, de hace dos años, son los dos puestos de mayorista en Mercabarna: este hito les permitió aumentar su facturación de los 12 a los 20 millones de euros anuales.
La centralización, su gran apuesta de futuro
En primer lugar, están en proceso de comprar una nave más grande dentro de Mercabarna para así poder cerrar la de Viladecans. Pretenden centralizarlo todo porque Comas narra que, en la situación actual, a nivel de logística, "tener los negocios separados provoca una situación de desgaste". En la nueva nave pretenden invertir entre dos y tres millones de euros para poder hacer realidad nuevos proyectos que Comas tiene en mente desde hace tiempo, como productos de elaboración propia o una cocina industrial donde organizar degustaciones para sus clientes, por ejemplo.
Los cambios no sólo se centran en Mercabarna, sino también en la parada de Santa Caterina: están en proceso de conseguir los permisos para duplicar su tamaño -pasaría de tres módulos a seis-. La gran novedad que incorporarán es que el cliente al por menor también podrá disponer de atún congelado a -60ºC, como ya ofrecen a los profesionales de la restauración. "Será la única pescadería en Europa con esta tecnología", afirma Comas.
A parte, tiene otros proyectos en mente -por ejemplo, no descarta las conservas-. Pero el atún no deja de ser el producto estrella: "El atún nos ha dado a conocer, pero creemos que sería un error encasillarnos en un solo producto cuando se tiene potencial en una diversidad y de la misma calidad". Es por ello que Arrom apuesta por la diversificación de los productos: salmón, atún, pulpo blanco, vieiras, hamachi -un pescado japonés-, anguila, percebes, erizo de mar, etc. El denominador común debe ser que se trate de productos de alta calidad.
Uno de los retos que más motivan a Comas es el cambiante escenario del negocio del atún. "Lo que este año no te funciona, el año que viene sí va bien. Y viceversa. Hace un año, quién me iba a decir que importaría atún de México", ejemplifica.
Con ello, Comas explica que la clave, a parte de la especialización -en el sentido de conocer bien el producto-, es tener capacidad económica. Sus compras no bajan de los 250.000 euros, con unos contenedores de, aproximadamente, 25 toneladas de mercancía. Así, pues, consigue pescado de las Maldivas, de Sri Lanka, de Noruega, de Dinamarca, de Japón, del Índico, del Mediterráneo, del Cantábrico... y lo importa a España, Francia y, esporádicamente, envía producto a Asia.
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