
Worldsensing, que es una empresa industrial especializada en el Internet of Things (IoT), espera abrir pronto una oficina en Nueva York, doblar ingresos en 2016 y dar el salto a la bolsa a partir de 2018.
La agenda de Ignasi Vilajosana es complicada. En junio ha recibido el premio al joven empresario de 2015 de la Associació de Joves Empresaris de Catalunya (Aijec) por su trayectoria. La entrega ha coincidido con su estancia más larga en Barcelona este año y apenas ha durado dos semanas. La probabilidad de que hoy esté viajando es muy alta. "Algún día escribiré un libro sobre el coste personal que ha supuesto Worldsensing", comenta.
La semilla de esta compañía catalana que opera en 30 países hay que buscarla una década atrás. "Estaba haciendo mi tesis doctoral para la detección sísmica de avalanchas de nieve. Nadie sabía exactamente qué sucedía en su interior y se me ocurrió tirar dentro unos sensores en unas pelotas de tenis", explica. "Tuve que ir a buscar a alguien que supiera hacerlo y encontré a Jordi Llosa -director de operaciones del departamento de ingeniería-. También participó mi hermano (Xavier Vilajosana) y juntos creamos la tecnología para medirlo", revela.
Dos años después, en 2008, los tres daban vida a Worldsensing. "Éramos unos chavales bastante ingenuos y empezamos a trabajar en lo que nos iban pidiendo: sensores para medir la humedad de los bosques, para saber si caen piedras en las vías del tren?". Hoy, por ejemplo, la empresa monitoriza que nada ponga en riesgo uno de los iconos por excelencia de Florencia, el famoso Ponte Vecchio. Vilajosana reconoce que ellos nunca han tenido problemas de financiación y que, desde el principio, encontraron inversores dispuestos a apoyarles.
"Tras la constitución de la compañía, salimos a buscar dinero. Éramos bastante buenos buscando financiación y ayudas públicas. En 2009, presenté entre 11 y 12 propuestas y nos concedieron tres. Así que nos encontramos con 400.000 euros en el banco y además conocimos a Mischa Dohler -el cuarto fundador-, que nos aportó una visión más internacional", explica. Con el respaldo de este capital, Worldsensing puso en marcha su primer proyecto de smart cities y colocaron sensores en las áreas de estacionamiento en la vía pública de Barcelona. Gracias a ellos, los conductores podían localizar rápidamente las plazas que estaban libres, ahorrando tiempo y reduciendo la emisión de gases contaminantes.
Esta iniciativa les impulsó a ir más allá. Llevaron esta iniciativa al Salón BIZ de Barcelona y allí la directora financiera de IBM en España les dio la pista sobre cuál debería ser su siguiente paso: presentar sus sensores de aparcamiento en Londres en la feria de startups del gigante tecnológico. "Acudimos y nos llevamos todos los premios del día, por lo que comenzamos a recibir llamadas de venture capital", señala el CEO de Worldsensing. En 2010 recibieron su primera inversión, que la aportó la Fundación José Manuel Entrecanales. Después vinieron más rondas de financiación y hoy los cuatro fundadores controlan sólo el 50 por ciento de las acciones.
"Mi sueño es sacar a la compañía al Nasdaq", señala. Este mercado bursátil norteamericano está especializado en valores tecnológicos. "No me veo cotizando en el MAB (Mercado Alternativo Bursátil)", insiste. No obstante, el debut en este parqué neoyorkino queda todavía algo lejos en el calendario. Primero, debe crecer. "Con el ritmo de mejora de los ingresos que llevamos podríamos pensar en la bolsa a partir de 2018", pronostica. La compañía espera alcanzar unas ventas de entre 5 y 6 millones de euros este año; lo que significaría doblar la cifra de 2015.
Crecer sí, pero de manera digerible
En 2012, en medio de la crisis económica española, Worldsensing abrió oficina fuera de España, concretamente en Londres y, además, obtuvo un importante contrato en el sector de movilidad en smart cities con Moscú. Vilajosana recuerda que esto supuso un importante hito para ellos, porque recibieron 8 millones de euros de financiación, consiguieron estabilizar su línea de ingresos y pudieron continuar profesionalizando la compañía. "Desde nuestra fundación hemos incorporado a nuestra plantilla a una persona, hasta alcanzar las 50 que somos ahora". "Es probable que las contrataciones se aceleren próximamente", pronostica.
Worldsensing cuenta con una plantilla de ingenieros internacionales, que proceden de distintos países. Por ejemplo, italianos, belgas, franceses, peruanos, venezolanos..., algo que también le ayuda a tener una perspectiva muy internacional del negocio, aunque esto obliga a acumular muchas horas de vuelo. "La mayoría de nosotros vivimos en un avión", afirma Vilajosana. El objetivo ahora es asentar la estructura y abrir oficinas en el extranjero. La primera, en Nueva York, pero después también en otros lugares, como Latinoamérica, Dubai o Singapur, para estar más cerca de su red de clientes, que es totalmente internacional.
Aun con este crecimiento, Ignasi Vilajosana señala que Worldsensing ha sido conservadora a la hora de ganar tamaño, porque entendieron que su negocio era demasiado innovador para el momento en el que vio la luz y por ello corrían el riesgo, como le ha sucedido a algún competidor, de generar demasiadas expectativas y captar tanto capital que el único camino posible era el de decepcionar. "Comenzamos en el mercado de smart cities cuando apenas se conocía lo que era, igual que el IoT (Internet of Things). Esto nos obligaba a ir educando sobre nuestros proyectos y para ganar tiempo y ser más fuertes buscamos otras líneas de negocio menos sexy", señala. Esta parte que Vilajosana califica como menos "atractiva" es, sin embargo, transformacional para las operaciones de las empresas que los utilizan.
"Nos hemos especializado en crear sistemas de seguridad y seguimiento para compañías de gas y petróleo, minería e infraestructuras", explica Vilajosana. Con los sistemas de Worldsensing, las compañías pueden monitorizar y reducir su riesgo operacional. Por ejemplo, con la detección rápida de posibles riesgos. "Hace poco se produjo un desastre en Brasil, donde se rompió una presa y lodos tóxicos inundaron algunas poblaciones. Nuestros sistemas lo hubieran detectado, permitiendo controlar el impacto medioambiental y humano, además de evitar el pago de cuantiosas indemnizaciones a la empresa responsable", relata.
Worldsensing es una nueva generación de empresa industrial, ya que fabrica -en Catalunya- sus aparatos transmisores y, además, programa los sistemas que necesita el cliente para monitorizar las señales que emite. Cada dispositivo es distinto, ya que los que se utilizan en minería no son útiles ni para el sector de las infraestructuras, ni para el de gas y petróleo.
La división Worldsensing Industrial da servicio a empresas privadas y, para la compañía, genera una fuente de ingresos recurrente y visible. Se les puede contratar directamente o bien mediante proveedores de grandes empresas. Sólo en 2016, ya han vendido sus productos en 28 países gracias a la intermediación de terceros.
En esta área, Vilajosana, reconoce que existe poca competencia, por lo que por el momento no están sometidos a la presión de los precios. Además, Ignasi está convencido de que sistemas como el suyo van a modificar de manera significativa la economía futura. Pronostica que la implementación del IoT, que impulsará la digitalización de todos los procesos, puede modificar dos terceras partes del PIB mundial.