
A las puertas de la Semana Santa, la tesorería catalana tiembla porque la Generalitat tiene que pagar en los próximos meses más de 1.600 millones. S&P no lo ha pasado por alto y ha sumergido todavía más en la basura la nota de la deuda de Cataluña.
La cruda situación financiera de Cataluña, que los expertos creen que no afectara al rating de España, contrasta con los resultados de dos de las empresas catalanas más internacionales, como son Codorníu y Seat. La empresa de cavas ha sabido diversificar sus ingresos y ha salvado un año flojo del sector nacional ingresando más en el exterior que en el mercado doméstico. Además, ha enlazado tres años de crecimiento y ya tiene un crecimiento sostenido desde que en 2012 presentara pérdidas.
Seat, por su parte, también ha tenido una semana dulce. A los primeros beneficios (de 6 millones de euros) desde 2008, se ha sumado la noticia de que producirá el "hermano pequeño" del Ateca en la planta de Martorell. Esto suplirá parcialmente la marcha del Q3 a la fábrica de República Checa. Aunque los sindicatos aseguran que "hará falta algún modelo más para no hacer despidos". De momento, Martorell y Seat se suman a la moda de los SUV, el segmento que más crecerá.
Una de las notas más controvertidas de la semana fue la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que anula el contrato de gestión del ciclo integral del agua a una empresa público-privada liderada por Agbar (70 por ciento), CriteriaCaixaHolding (15 por ciento) y AMB (15 por ciento). La sentencia alude que la administración concedió "a dedo" el contrato a Agbar porque históricamente ha sido quien se ha encargado de este servicio.
El fallo del TSJC no dice nada de la gestión de Agbar, sino del procedimiento. En ese caso, la empresa que preside Ángel Simón recurriá al Supremo. Pero Colau puso salsa al culebrón, asegurando que como concesionaria del servicio (que no es el Ayuntamiento, sino la entidad supramunicipal Àrea Metropolitana de Barcelona) no recurriría al tribunal. La pelota ahora está en el tejado de Antonio Balmón, del PSC, y vicepresidente de la AMB (Colau está en minoría).
Otro importante culebrón esta semana ha sido el de Freixenet. A lo 'Nissaga de poder' o 'Falcon Crest', las disputas familiares entre las diferentes ramas familiares hace que el futuro de la empresa sea incierto. El último en sumarse, la alemana Henkell, que estudia su desembarco en Freixenet con la adquisición de parte del capital de los Hevia.