Seat ha deambulado seis años por un camino de pérdidas que cuando parecía ver el fin, se topaba con el escándalo del dieselgate.
Con todas las firmas del Grupo Volkswagen mirando la crisis por el retrovisor, la marca española era la única que seguía tiñendo de rojo las cuentas de resultados del gigante automovilístico alemán. Pero algo ha cambiado. Seat ha conseguido por primera vez desde 2008 acabar el año en números negros, con 6 millones de beneficio.
En términos de producción, la planta de Martorell también ha firmado un año de récord, tal y como adelantó elEconomista, con más de 400.000 vehículos ensamblados (el más alto desde 2001). Pero la novedad más dulce es la adjudicación de un nuevo modelo para la planta (el nuevo SUV), que había sufrido la pérdida de uno de los culpables del buen ejercicio de la fábrica en el pasado año, el Audi Q3.
La progresión de la firma a nivel económico es más que positiva, ya que duplica su facturación desde 2009 de los 4.101 millones de entonces, a los 8.332 millones del pasado año (un 11 por ciento más que en 2014). Esto se debe, sobre todo, a que el Seat León se ha posicionado como el modelo más vendido por encima de su estrella a nivel histórico, el Ibiza.
Los buenos números del León, con un precio más elevado, ha permitido ganar rentabilidad. De hecho, Seat ha colocado a ambos entre los tres coches más vendidos en España. A nivel financiero, la marca también ha rebajado sus costes en 30 millones de euros. El resultado bruto de explotación (ebitda) ha mejorado un 34 por ciento hasta los 391 millones de euros, así como su flujo de caja, que ha aumentado casi un 50 por ciento (781 millones) y que les permite prácticamente autofinanciarse.
Por otra parte, la deuda es muy baja, con apenas 97 millones a largo plazo. El resultado operativo, según explicó el vicepresidente de finanzas, Holger Kintscher, es de siete millones negativos, pero con una mejora del 96 por ciento en comparación a los 167 negativos de 2014. En los resultados que presentará Volkswagen en unas semanas, este resultado operativo será 10 millones negativo, debido a que en España se ha utilizado el método contable nacional.
El SUV no compensará el Q3
Otro de los titulares fue la adjudicación del "hermano pequeño" del Ateca para la fábrica de Martorell. Aunque esta concesión solucionaría parcialmente el déficit de producción que dejará el Audi Q3 a pesar de la llegada del Audi A1, los sindicatos no están tan seguros.
El secretario sindical, Rafael Guerrero, explicó a este periódico que "las horas que dejará el Audi Q3 no se cubrirán ni con el A1 ni con el nuevo SUV". Aunque valora de forma positiva esta adjudicación, ya que los SUV tienen una previsión de crecimiento del 25 por ciento.
Mientras el Audi Q3, que dejará de producirse a mediados de 2018, comporta 26 horas de trabajo, el ensamblaje del A1 apenas necesita 17 horas. El nuevo SUV, que aprovechará las sinergias del Ibiza, comportaría unas 14 horas. Por lo que, por cantidad y carga de trabajo, Guerrero asegura que en dos años se necesitará "otro modelo para evitar despidos".
Sin embargo, el vicepresidente de recursos humanos, Xavier Ros, explicó que confían equilibrar este déficit con "mayores volúmenes de producción". El problema es que las previsiones de venta del A1 no son optimistas, y el propio Audi Q2 amenaza su mismo mercado.
Sin provisión por el 'dieselgate'
Seat garantiza que se ofrecerá "una solución a los vehículos afectados, cuyo coste lo asumirá Volkswagen", asumió Luca de Meo. Por lo que en el balance de la compañía no hay provisiones para pagar indemnizaciones, ya que esta partida irá en el presupuesto de Volkswagen. El cambio sustancial que introducirá Seat en los próximos años es el de los motores de propulsión alternativos. Luca de Meo se refirió directamente a motores eléctricos, ya que "los constantes cambios en el control de emisiones nos empujan a lo eléctrico".