
Los resultados electorales del 27S en Cataluña han convertido a la izquierda anticapitalista de la CUP en árbitro de la estabilidad del futuro Gobierno de la Generalitat y de la designación de su próximo president. Los empresarios catalanes están inquietos ante las cesiones que JxS, formación más votada, pueda hacerles para lograr su apoyo.
Una de las exigencias de la CUP en materia económica para apoyar un Gobierno de la Generalitat liderado por Junts pel Sí es la de revertir o frenar hasta 10 privatizaciones, según publica este sábado el diario El País. Esa medida tendría un impacto sobre las finanzas públicas, que este año volverán a alejarse del objetivo del déficit fijado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Como consecuencia, la Generalitat no podría rebajar la presión fiscal que estos años ha incrementado como medida de austeridad. Este viernes, S&P rebajaba el rating de Cataluña por su elevado endeudamiento.
Los empresarios catalanes también están a favor de que Artur Mas sea el próximo presidente de la Generalitat, cosa que también está en el aire por el momento. El desasosiego empresarial es comprensible a tenor de la diversidad de sensibilidades políticas que se aúnan bajo las siglas JxS y que la CUP viene a aumentar.
Los empresarios catalanes quieren gobiernos estables, de amplias mayorías y que agoten los mandatos. El capital es conservador y busca estabilidad. Unos nuevos comicios, ante una hipotética falta de entendimiento entre las fuerzas más votadas, es una posibildad que no gusta a la patronal.
Los resultados de las elecciones generales del 20D en España serán también clave para ver cómo encaja Cataluña en el resto del estado español. La elección del próximo president catalán podría retrasarse hasta después de esa cita nacional con las urnas.