Cataluña

Natural Machines crea una impresora 3D para 'imprimir' pasteles en casa

  • El precio de la impresora será de unos 500 euros
Foto: archivo

Imprimir en casa maquetas de edificios, prototipos de productos, piezas, objetos como jarrones, percheros y helicópteros e incluso pasteles ya es una realidad gracias a los avances que se están produciendo en el ámbito de la impresión 3D, que se ha convertido en la gran revolución tecnológica de los últimos años.

La impresión con volumen está empezando a dar el salto tímidamente al entorno doméstico y aunque su uso todavía no está generalizado, cada vez es más frecuente que un perfil profesional como los despachos de arquitectura o los estudios de diseño industrial y un perfil de ciudadanos aficionados, conocidos como los makers, utilicen esta técnica.

Bobinas de plástico e incluso cápsulas con ingredientes comestibles forman parte del abanico de "materiales" que pueden ser usados en sustitución de la tradicional tinta de las impresoras convencionales. Elaborar pasteles a base de imprimir la masa en casa es el proyecto en el que está trabajando la startup catalana Natural Machines, que prevé empezar a vender a finales de año su producto estrella: Foodini, una impresora 3D que permite a los ciudadanos diseñar sus propias recetas de pasteles e imprimirlos en casa.

Productos salados

Insertar en la máquina las cápsulas con los ingredientes deseados -como puede ser chocolate, mermelada, crema...-, seleccionar una receta o diseñar una propia y dar la orden de imprimir son los tres pasos para crear pasteles. Tal y como explica el fundador del proyecto, Emilio Sepúlveda, Foodini permite imprimir simultáneamente hasta seis cápsulas, con las que se pueden hacer pasteles o raciones de hasta 800 gramos. La máquina, que se empezará a comercializar a finales de este año con el foco puesto en Estados Unidos, los países del norte de Europa y China, puede costar en torno los 500 euros, aunque "el precio final todavía no está fijado".

Los fundadores del proyecto, involucrados en el sector de la pastelería tradicional, detectaron dos problemas: el elevado coste del transporte y de manufactura, que intentan solventar con su proyecto, "llevando la fábrica a casa", que ya ha despertado el interés del sector para la decoración de pasteles. Los creadores de esta idea en estos momentos están investigando ingredientes para ofrecer la posibilidad de imprimir productos salados como pizzas y snacks. En un primer momento la empresa comercializará 15 ingredientes dulces para elaborar pasteles, con un coste aproximado de dos euros por cápsula, con la que se puede obtener unos 100 gramos.

Tal y como afirma Andreu Ballés, uno de los socios de Easysolid, empresa que ha diseñado y producido la primera impresora 3D doméstica en Cataluña, "para que se popularice el uso de esta herramienta digital en los hogares falta abaratar su precio, facilitar su uso y operativa y popularizarla". Trylo es la impresora que ha desarrollado Ballés junto con dos compañeros de universidad, que desde hace un mes está en el mercado y se puede adquirir por algo menos de 2.000 euros. Tal y como afirma este joven catalán, "el principal perfil de clientes son pymes ya que el precio todavía es elevado para su uso doméstico". Por ello, la empresa no solo vende la impresora, sino que también ofrece el servicio de impresión en 3D, como si fuera una copistería, y permite a las empresas alquilar la máquina por meses.

Vender la experiencia

Otros emprendedores que han apostado por esta tecnología es Rep Rap, que fabrica máquinas low cost de impresión 3D domésticas y vende las piezas en kits para que los clientes la monten en casa o en los workshops que organiza para enseñar a montarla y usarla. Con unas dimensiones de medio metro de largo, ancho y alto, la impresora -que sustituye los tradicionales cartuchos de tinta por una bobina de plástico- permite imprimir piezas de hasta 15 centímetros de alto. Tal y como apunta el responsable del proyecto, Xavier Martínez, "hacer piezas de plástico es económico ya que una bobina de un kilo cuesta 20 euros y las figuras pesan entre 10 y 50 gramos".

La impresora que ha creado se denomina Bcn3d y la han empezado a comercializar este año por poco más de 1.000 euros, precio diez veces inferior que el de la media de impresoras 3D. Tal y como apunta Martínez, "no queremos vender solo la máquina, vendemos la experiencia de montarla". A pesar de los avances que se están produciendo en este ámbito, aun queda camino por recorrer, siendo la impresión de tejidos u órganos el principal reto para los próximos años.

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