Casi una de cada cuatro personas del área de Barcelona (el 24,1 por ciento) sufre exclusión social, según los datos locales recopilados por primera vez en el informe Foessa de Cáritas. Ello sitúa a la diócesis de la capital catalana (que agrupa 25 municipios) en segundo peor lugar estatal, solo superada por Canarias, donde la exclusión social alcanza el 29,1 por ciento, mientras que la media nacional es del 18,4 por ciento.
La diócesis de Barcelona aglutina 2,7 millones de habitantes, de los que 646.000 sufren exclusión social, y de los que 246.000 corresponden al grado severo. Cáritas lo atribuye a que la zona cuenta con muchas grandes ciudades, que sufren problemas vinculados a las grandes urbes, que además de gestionar los problemas de los residentes habituales, reciben nuevos habitantes que buscan oportunidades de mejora, así como refugiados que huyen de países en conflicto.
Cáritas advierte de que la mejora económica de los últimos años no ha llegado a las capas más desfavorecidas de la población, que sufren problemas estructurales como deficiencias residenciales, precariedad laboral y soledad.
En el caso de la vivienda, los datos van más allá del riesgo de desahucio, sino que se añaden las infraviviendas y la violencia intrafamiliar. Además, el 17 por ciento de la población de la diócesis de Barcelona vive bajo el lindar de la pobreza una vez descontados los pagos del hogar.
Así, el estudio va más allá de los datos de renta que marcan el umbral de pobreza, pero también los tiene en cuenta. Y es que el 20 por ciento de la población más vulnerable de Cataluña ha sufrido una caída de la renta del 8,5 por ciento desde el inicio de la crisis (entre 2008 y 2017), mientras que para el conjunto de la población catalana la renta ha aumentado un 2,1 por ciento.
Y la exclusión social también se ha enquistado en el conjunto de España, especialmente en los casos más severos. En Cataluña, incluso ha subido la exclusión social severa por primera vez en los últimos cinco años, hasta el 9,6 por ciento de la población. Sobre este punto, Cáritas incide en la insuficiencia de las ayudas sociales públicas, ya que el sistema de renta mínima garantizada solo llega a 90.000 beneficiarios, ni la mitad de los catalanes en peor situación.
El informe Foessa añade que las prestaciones económicas por habitante en Cataluña suponen, en euros por habitante, el 72,8 por ciento de la media estatal, tomando como referencia que el dato de España es igual a 100.
Fatiga de la compasión
El informe también detecta "fatiga de la compasión", ya que el 51,3 por ciento de la población está menos dispuesta a ayudar a los demás que hace diez años: "La solidaridad intrafamiliar se está reduciendo, pero no tanto porque las personas sean menos solidarias, sino que los fondos que las familias tenían para ayudar se han agotado" después de haberse apoyado durante la crisis, explicó en rueda de prensa el director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Salvador Busquets, según Ep.
También apuntó que la población está "institucionalizando" la solidaridad, que consideran responsabilidad de las administraciones públicas a partir de los impuestos.