
El gol es el alma del fútbol. Desde Pichichi, pasando por Zarra, Di Stéfano, Maradona, hasta llegar a Cristiano Ronaldo y Messi, son muchos los delanteros, de todo tipo de nacionalidades, los que han triunfado en la liga española. Pero cada uno de esos goles, de una manera o de otra, cuesta dinero a los clubes, en el sentido de que tienen una gran estructura que mantener, siendo esta posición de las más codiciadas dentro de este deporte.
Que se lo digan, si no, al Fútbol Club Barcelona y su gestión con el astro argentino, que se marchó de la ciudad condal rumbo a París debido a la delicada situación económica de los azulgranas. Y es que, aunque los goles ahora lleven el nombre de Lewandosky, Isco, Lukebakio o Hugo Duro, su estancia en estos equipos tienen un precio que, en ocasiones, necesita de un tercero. Aquí, los estadounidenses se han proclamado como el nuevo número nueve de clubes como Barça, Betis, Sevilla o Valencia a través de la financiación ofrecida por el banco de inversión neoyorkino, Goldman Sachs. Con aproximadamente 2.400 millones de euros prestados, es a día de hoy el actor silencioso más decisivo dentro de los inversores del fútbol español.
Esto se produce en un contexto en el que los clubes tienen dos problemáticas: deudas ya contraídas por épocas de vacas flacas en cuanto a lo deportivo manteniendo los costes, o bien por procesos de apalancamiento de los equipos en los que la liquidez es necesaria para seguir compitiendo al nivel que los llamados "clubes Estado" con inyecciones de capital de los más ricos del mundo y que les hace contar con un músculo que ningún otro club posee. Con estas necesidades han emergido entidades como la norteamericana dentro del mundo del fútbol, ya que ofrecen condiciones, de forma general, más ventajosas que los bancos tradicionales para realizar préstamos. Éstos, según los casos ya sucedidos, van destinados generalmente a infraestructuras –reformas de estadios– o reestructuración de deudas pasadas, para unificar acreedores.
Su presencia en España
El gigante estadounidense de las finanzas desembarcó en este negociado por primera vez en el país para financiar el conocido "Espai Barça", la futura ciudad deportiva del club azulgrana. En primer lugar, inyectó casi 90 millones de euros bajo el mandato de Josep María Bartomeu, de los cuales el expresidente utilizó 21 millones fuera de este proyecto en la temporada 2019-2020, según publicó EFE. Posteriormente este préstamo se amplió con otros nuevos 500 millones de euros junto a JP Morgan, y ya con Laporta al frente, haciendo realidad el preacuerdo al que llegó la anterior junta directiva y que quedó pendiente de validación por parte de la asamblea.
De esta manera, el Barça salvó la bala de liquidez necesaria para saldar sus deudas a corto plazo, que en su memoria se cifraba en 730 millones de euros. Estas iban desde deudas con otros bancos hasta con el propio personal deportivo. Dos años más tarde, en 2023, Laporta también cerró otra financiación de 1.500 millones para el proyecto de la ciudad deportiva y el estadio a un interés que ronda el 6%, ya que la contratación del crédito se dio con los tipos de interés en máximos y ese era el máximo al que estaba dispuesto a acogerse la directiva azulgrana. Esto suponen unos pagos en intereses de 1.000 millones de euros aproximadamente.
Esta deuda contraída con Goldman Sachs ha atado en parte a las decisiones de la directiva azulgrana, ya que es el banco quien ha financiado la inversión de CVC en LaLiga, por la que el fondo tiene derecho a llevarse hasta el 11% de los ingresos por derechos audiovisuales de los equipos. En un principio el Barça rechazó el acuerdo y demandó, junto a Real Madrid y Athletic Club el mismo, pero debido a su deuda millonaria pendiente, tuvo que retirarse del recurso.
El Barça no es el único club que se ha acogido a la bala de Goldman Sachs para encontrar financiación. El segundo equipo de España en hacerlo fue el Sevilla. El conjunto de Nervión recurrió a la alternativa americana con un préstamo de 108 millones de euros a un tipo de interés del 6,5% el pasado año. Lo hace en un contexto en el que el club hispalense lleva ya tres años consecutivos de pérdidas, debido en primer lugar a la afectación de la pandemia y, posteriormente, a los elevados costes por salarios en la plantilla de su última clasificación a Champions League. De esta manera, el Sevilla prefirió esta alternativa a otras, como realizar ampliaciones de capital o varias "palancas" para acometer su plan estratégico, en el que entra la reforma del Sánchez Pizjuán y rejuvenecer la plantilla, que implícitamente también tiene como objetivo una reducción de costes.
El banco de inversión pasó de una punta de Sevilla a otra con el acuerdo firmado con el Betis. Hasta 125 millones de euros prestó la entidad al club verdiblanco en un plazo a diez años, con el objetivo de ejecutar el plan estratégico, entre lo que está por medio la reforma al Benito Villamarín y la refinanciación de la deuda de la que ya disponía, ahora de manera más barata y eficiente.
El último salto de Goldman Sachs en LaLiga fue con el Valencia. El club ché lleva años con problemas financieros, lo que conllevó la llegada del empresario e inversor singapurense Peter Lim. Aún con esto, el equipo del Turia continúa en una situación delicada y con un estadio a medio construir. Es por ello que el Valencia recurrió a finales del año pasado al banco de inversión norteamericano para que fuera su único acreedor, contratando un crédito de 186 millones de euros. De esta manera, el equipo ha saldado sus deudas con otras entidades como CaixaBank, Right and Media y Gedesco. A su vez, redujo los intereses del 9% a entre un 6% y un 7% y ganó dos años de carencia.