
La industria de las telecomunicaciones vive años de agitación. La consolidación del mercado hacia un número reducido de jugadores y las grandes necesidades de inversión en torno a nuevas tecnologías como el 5G están empujando a los operadores a poner en valor buena parte de sus activos. Este contexto, condicionado también por la presión comercial de las pequeñas compañías y la tendencia decreciente en los ingresos, ha llevado a los fondos de infraestructura a emerger como potenciales socios o directamente nuevos propietarios de líneas de negocio menos estratégicas para los operadores. La tendencia futura invita a pensar en unos años marcados por nuevas operaciones, con Ardian, Antin, KKR, Providence, Swiss Life o Vauban en el foco.
"Estamos viviendo tiempos de movimientos y cambios muy importantes en el sector, tal y como la creación de MásOrange, la compra de Vodafone España por parte de Zegona, la venta de gran parte de la red FTTH por parte de Digi a un consorcio liderado por Macquarie, los recientes anuncios de creación de FibreCos entre, por un lado, Telefónica y Vodafone España, y entre MásOrange y Vodafone España, por otro", explica Pablo Méndez, counsel de Mercantil y M&A de A&O Shearman. Méndez añade a este respecto que "la creación de estas FibreCos era una de las posibilidades que tenía Vodafone España para poner en valor y monetizar su base de clientes de banda ancha fija. Veremos además en el futuro próximo muy seguramente movimientos de inversión en dichas FibreCos por parte de inversores financieros".
Los fondos de infraestructura han aparecido en esta ecuación como los mejores aliados por "sus menores objetivos de rentabilidad", como afirma Ignacio Martínez, socio de Corporate Finance de KPMG en España, quien incide en que, por contra, la participación de fondos de 'private equity' "growth" o "LBO" en operaciones de telecomunicaciones es bastante reducida. "El sector requiere de fuertes inversiones que necesitan un tiempo largo para arrojar la rentabilidad deseada", añade Martínez.
En este sentido, se han producido muchas operaciones. KKR adquirió una participación significativa en Telxius, filial de Telefónica creada con el propósito de para gestionar la infraestructura de telecomunicaciones, adquirió en 2017. Adquirió el 40% del capital de la empresa, lo que permitió a la compañía reducir su deuda y reforzar su balance. El porcentaje fue recomprado en 2022.
Otro operador que ha visto el valor de sus torres de telecomunicaciones ha sido Cellnex. La cotizada española emprendió hace años una carrera de adquisiciones en Europa. En este 2024, la compañía ha dado un giro y se ha puesto en 'modo venta'. Prueba de ello es que ha mandatado a varios bancos de inversión (BNP y Deutsche Bank, por ejemplo) para explorar la venta de sus filiales en Austria y Polonia. De momento, la primera de estas demarcaciones, que comprende a su filial On Tower Austria, ha pasado a manos de Vauban, EDF Invest y MEAG. Polonia, donde se ha planteado la venta de una participación minoritaria (49%) por 4.000 millones de euros, ha recibido el interés de varios postores, entre ellos el del fondo sueco EQT.
Para Pedro Castelló, socio de Transacciones de Deloitte, la participación de los fondos en el M&A de telecomunicaciones "viene creciendo" y así lo vienen publicando diversos estudios. Los inversores ven el sector "como una oportunidad de crecimiento estable, especialmente en áreas como la infraestructura de redes y el despliegue de 5G, que requieren inversiones significativas de capital". Esta tecnología "requiere altas tasas de consumo de datos, latencias muy bajas y una red densa con capilaridad suficiente", añade Pablo Méndez desde A&O Shearman, lo que "convierte a cada parte de la cadena de valor de las infraestructuras de telecomunicaciones en una propuesta de inversión muy interesante para inversores financieros".
Castelló, por su parte, cita otras transacciones, como las que ha realizado Antin Infrastructure Partners, que ha llevado a cabo varias inversiones relevantes en compañías 'telco' en los últimos años en torno a Lyntia Acces, sobre la que exploró separar a Elanta, el operador mayorista neutro de redes de fibra óptica, del resto del grupo de cara a una desinvesión parcial.
Las torres de telecomunicaciones y sus emplazamientos no son los únicos activos que despiertan interés. Los centros de datos, según explica Rodrigo de la Viuda, managing director de DC Advisory, son "el claro ganador" en este contexto actual. Prueba de ello es la venta de los centros de datos de Nabiax, la plataforma de Asterion y Telefónica, que se encuentra en pleno análisis de ofertas de potenciales interesados, o la 'macroampliación' de capital de Merlin Properties de 10.000 millones de euros para crecer en el segmento de los data centers. "La inversión por parte de los cinco grandes 'hiperescalers' (Meta, Amazon, Microsoft, Oracle y Google) supera los 100.000 millones de dólares por año y se espera que alcance los 200.000 millones en 2024", explica De La Viuda.
"El negocio greenfield de los data centers está siguiendo un patrón similar al de las renovables, donde la construcción de emplazamientos se considera cada vez más un riesgo conocido, controlable y cuantificable. Sin embargo, el principal riesgo a evaluar sigue siendo la comercialización y el volumen", añade.
Muro regulatorio
En este vaivén de operaciones, los organismos de competencia han aparecido como condicionante para el cierre de los acuerdos. Los activos de infraestructura digital se consideran activos críticos o esenciales por su importancia fundamental para el funcionamiento de la sociedad moderna y la economía.
Ello conlleva que las operaciones sobre estos activos están sujetas, de forma general y dependiendo de sus detalles o características, al escrutinio del gobierno para garantizar su seguridad y resiliencia. "Esta posición no es exclusiva de España, sino que es compartida por la mayoría de los países europeos, que han implementado marcos regulatorios similares para proteger sus infraestructuras digitales esenciales", explica Pablo Méndez.
Por su parte, Daniel Martínez, socio de Deals y responsable del sector TMT en PwC España, afirma que "la alta competitividad del mercado ha sido favorecida por los reguladores europeos", lo que ha conllevado que en Europa, incluso los principales actores, sean players más pequeños. "Recientemente, parece haber cambiado el planteamiento a que se produzca una mayor consolidación nacional del sector, tanto en Europa como España", añade.
No hay que olvidar cómo alguno de estos organismos ha influido en la gran operación corporativa vivida en España hasta tal punto de imponer desacartes regulatorios. La Comisión Europea, que en años anteriores ya se mostró contraria a otras operaciones como la de O2 con Hutchison, dio este año su veredicto final para la fusión entre Orange y MásMóvil. El 'sí' de Bruselas a esta operación, que daba lugar a la mayor empresa por número de clientes en el mercado nacional -supera a Vodafone e incluso a Telefónica-, guardaba un condicionante: ceder parte de su negocio a la operadora rival Digi.
De cara al futuro, existen "diversas empresas en el sector, con y sin infraestructura, principalmente propiedad de fondos, que deberían de transaccionarse en el corto plazo", añade Ignacio Martínez, de KPMG. Rodrigo de la Viuda contextualiza que "muchas de estas operaciones están ahora en la rampa de salida, con asesores trabajando para salir al mercado en el último trimestre de 2024 y la primera mitad de 2025".