
La empresa Casa Juan Cabrera Martín tiene desde el pasado mes de julio nuevo presidente: José Cabrera Hernández, bisnieto del fundador. Es una empresa familiar que este 2020 cumple 156 años de antigüedad. La empresa ingresa actualmente algo más de cuatro millones de euros y en su origen es una tienda de ultramarinos creada tras regresar su fundador de La Habana en 1864.
Cabrera Martín ya no es una tienda. Gestiona más del 70% de la estiba de la isla de La Palma, siendo el plátano la principal exportación y controla un negocio agrario de 75.000 metros cuadrados al tiempo que es agente de Armas, Trasmediterránea, Aida Cruises, Royal Caribbean, Hapag Lloyd, Costa Cruceros, Ceisa y Petrogas. La empresa ha tocado sectores como consignación, agentes de seguros, banca y comercio de exportación e importación. Apenas unos días antes de la pandemia del coronavirus Covid19 del 14 marzo, creaba una sociedad llamada Cabrera Martín Hoteles. La empresa influye en la toma de decisiones pero los políticos andan por un lado y las empresas por otro. De ahí la demanda de Cabrera de reducir el número de municipios. Ya en 2014 decía que la situación económica de la isla era de emergencia económica.
Para llegar a este 2020 con 156 años Casa Cabrera ha superado dificultades como ser una segunda frontera insular en Canarias y tener que asumir los aislamientos de las guerras mundiales o la española de entre 1936 y 1939. Ha probado todos los productos del circuito exportador de Canarias. Desde cochinilla, cebollas o ajos a los plátanos. La sede de la empresa se mantiene en la calle Anselmo Pérez de Brito. Desde esas oficinas comerció con Africa y América hasta que en 1916 fue agente de Transatlántica, Compañía Valenciana de Vapores Correos de África, Línea Pérez de Santander, Otto Thoresen, de la Yeovyard, Woerman, Horddeutsche Lloyd de Bremen o Sobrinos de Herrera de la Habana y Vapores Correos Interinsulares Canarios en Tazacorte y Sauces.
Fernando Carnero Lorenzo, de la Universidad de La Laguna, detalla que todo comenzó cuando el padre de Juan Cabrera, Buenaventura Cabrera, era dueño de buques pesqueros que operaban en África. Vendió su flota para hacer las Américas en 1847 y reclamó la presencia de su hijo. "Al poco tiempo de su llegada a la Perla de las Antillas falleció su progenitor, teniendo que enrolarse en el velero San José como ayudante de cocina. Su carrera en el mar fue vertiginosa, pues cuando contaba tan sólo 17 años fue nombrado capitán de la goleta Castilla y poco después se la arrendó a su propietario para dedicarse al tráfico de cabotaje por cuenta propia".
Desde Cuba el fundador regresó a Canarias en 1863, donde estaban sus hermanos. "El retorno coincidió con uno de los momentos álgidos de la economía palmera, que se había volcado en la exportación de cochinilla desde mediados del siglo xrx, siguiendo la tendencia general del archipiélago", subraya Carnero Lorenzo. Mientras en Gran Canaria o Tenerife se opta por reducir la producción de productos como la cochinilla, en La Palma se prueba exportar tabaco, seda o azúcar.
Esta situación contraria a los intereses de la familia marcó los pasos de Juan Cabrera Martín. Abrió sus puertas en 1864 en la calle Santiago de Santa Cruz de La Palma. Aparece como comerciante, y en el Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración de los años 1879 y 1884, subraya Carnero. Tras la venta minorista, el negocio fue el tabaco con el apoyo de capital humano de isleños procedentes de Cuba y acuerdos con la Compañía Arrendataria de Tabacos.
Tras la I Guerra Mundial la familia siguió adelante con los negocios aprovechando fases expansivas de entreguerras. Como el circuito financiero se hizo corto, Casa Cabrera creó un banco propio, que en 1948 pasó a estar en la órbita del Banco Español de Crédito (Banesto). Fue a partir de 1970 cuando la empresa entró en el negocio de la automoción y fortaleció la innovación en el plátano en detrimento de cultivos menos rentables y exportaciones poco conservadoras.