
El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres (PSOE), afronta las próximas fechas en las islas con manos libres y el partido atado para organizar una reestructuración. Los planes pasan por cerrar un nuevo gabinete antes de comenzar el verano el 21 de junio. Torres celebra este 30 de mayo. Día de la Comunidad Canaria, tras sortear los siguientes problemas que le han dado respaldo social al margen de su formación: incendios en verano de 2019 nada más llegar al poder tras 23 años de nacionalismo, quiebra de Thomas Cook (8% del PIB canario) y el confinamiento económico por el paro biológico del turismo derivado del coronavirus que llega. Apenas tiene semanas para reconcentrar todo el poder antes que se acabe la liquidez de las ayudas públicas a desempleados por Ertes y autónomos. El fin de la alarma nacional puede generar una escalada de tensión en el archipiélago porque no hay actividad económica prevista a corto plazo. En las islas para emigrar las salidas son por los aeropuertos, cerrados a cal y canto para evitar un incremento de la pandemia.
Esta semana ha tenido que aceptar el cese a petición propia de la consejera de Educación, la morada María José Guerra, y del viceconsejero de Turismo, el independiente Sergio Moreno, como adelantó El Economista el pasado 12 de mayo. Antes debió liquidar a la consejera de Sanidad, la socialista Teresa Cruz, los primeros días de la alarma nacional. De ese liderazgo dependerá que se mantenga la alianza con los nacionalistas de Nueva Canarias o un regreso de CC al poder. Desde el PSOE de Tenerife se demanda a Torres que coloque gente de esta isla al frente de Sanidad y Educación. Pero el jefe del Gobierno de Canarias no estaría por la tesis de disponer de un Ejecutivo por cuotas territoriales sino por efectividad para generar el pegamento que provoque una crisis social en las islas. "Esto no es Coalición Canaria, no hay cuotas territoriales, esto es un gobierno que ha llegado al poder por las urnas y no por una carambola", explicó este martes a El Economista una fuente del PSOE grancanario. Canarias afronta en estos momentos un desempleo real del 50% y un confinamiento económico. El archipiélago subsiste con 125.000 empleados públicos que siguen cobrando salarios, 26.000 autónomos activos. Hay 203.000 afectados por Ertes a los que habría que añadir 215.000 parados que apunta la EPA.
En marzo Torres no dudó en echar a la consejera de Sanidad por la pandemia y tampoco en aceptar el cese de la consejera de Educación, ambas de la isla de Tenerife. En el segundo caso por discrepancias con toda la comunidad educativa. Con las tasas de desempleo que hay, Canarias precisa un sistema educativo que funcione como un reloj para que los padres estén preparados de cara a encontrar empleo con un turismo que se encuentra a cero de ocupación. Las mayores dudas que tiene el jefe del Gobierno de Canarias es qué pasará en octubre por si dada la baja incidencia de anticuerpos de Covid19 en la población se produce con la entrada de turismo foráneo un rebrote de casos.
El producto interior bruto (PIB) de Canarias sufrió un desplome del 4,4 por ciento en el primer trimestre del año con respecto al mismo período de 2019, un dato sin precedentes la historia reciente de la comunidad autónoma, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). Si la comparación se establece con el trimestre inmediatamente anterior, el de octubre-diciembre, el retroceso del PIB de Canarias fue del 5,45 %. En la recesión de 2008, la economía canaria llegó a sufrir un retroceso del entorno del 6 %, pero sumando el impacto de cuatro trimestres consecutivos de caída.