La transformación digital o, también conocida como cuarta revolución industrial ha hecho su aparición en uno de los principales aspectos del mercado laboral.
En el sector del recruitment, las nuevas tecnologías han modificado el proceso de selección de los candidatos a un puesto de trabajo. Muy atrás queda ya la práctica de enviar los CVs a través del FAX o, incluso, a través del correo electrónico. Internet ha alterado considerablemente la forma de interactuar y ahora nuestros perfiles profesionales se amontonan en las plataformas de software especializado, páginas webs y redes sociales. Todo se encuentra al alcance de todos, con un solo click una empresa puede acceder a las candidaturas abiertas en un determinado proceso de selección.
Como consecuencia de todo esto, la figura del consultor de selección debe reunir una serie de capacidades que marquen la diferencia. Conocer la industria y estar especializado, crear oportunidades y adelantarse a las necesidades de sus clientes, conocer profundamente a sus candidatos e ir en busca del talento. La realidad es que los consultores ya no son reclutadores de personas sino que son auténticos detectores de talento. A pesar de todo, aunque existe el imperativo de adaptarse a los cambios, la esencia sigue exigiendo el conocimiento de la persona y el análisis de sus habilidades. Sigue teniendo peso esa buena o mala impresión que solo se produce en una primera toma de contacto con una persona.