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La cuenta atrás para la descarbonización de los puertos españoles

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Tribuna escrita por César Barrena, responsable comercial de soluciones para puertos de Schneider Electric Iberia

En 2030 todos los puertos españoles deberán tener electrificadas sus operaciones. El calendario es claro, quedan sólo cinco años y aún queda camino por recorrer. Sin embargo, el cumplimiento normativo no es el único motivo para acelerar el paso. Para los operadores portuarios, la electrificación representa una oportunidad única para avanzar hacia sus objetivos de sostenibilidad e impulsar su eficiencia, seguridad y competitividad.

Los puertos son enclaves estratégicos. Su actividad sostiene el comercio global, permite la movilidad de millones de personas y vertebra el tejido logístico de los países.

En España, por ejemplo, sólo en enero de 2025, los 46 puertos de interés general que dependen del Ministerio de Transportes y Movilidad movieron 43 millones de toneladas de mercancías y 2,4 millones de pasajeros (Puertos del Estado). Con el volumen de negocio que estas cifras permiten imaginar.

El valor de los puertos no es únicamente económico También tienen un papel fundamental desde el punto de vista medioambiental. Ese inmenso flujo de productos y pasajeros genera un volumen de emisiones que no se puede obviar. El marítimo es un medio de transporte muy eficiente, pero, pese a esto, genera en la actualidad entre un 3 y un 4% de las emisiones GEI derivadas de la actividad humana y se prevé que, de no tomarse medidas, este porcentaje podría elevarse hasta el 35% en 2050 (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), poniendo en jaque el cumplimiento de los objetivos climáticos europeos.

De ahí, que, en los últimos años, los puertos hayan sido objeto de regulaciones ecológicas específicas que, entre otras medidas, les exigen una mayor electrificación. Como la iniciativa FuelEU Maritime, que, además de buscar reducir la huella de carbono del transporte marítimo incrementando el uso de combustibles renovables y bajos en CO2, introduce una obligación clara: que los buques de pasajeros y los portacontenedores utilicen tecnología de cero emisiones mientras estén atracados en un puerto, como el suministro de energía desde tierra (Onshore Power Supply, OPS).

Paralelamente, en España, el sector ha firmado sus propios compromisos. El Marco Estratégico del Sistema portuario de interés general, alineado con el paquete europeo Fit for 55, establece como objetivo reducir un 70% la huella de carbono de los organismos portuarios y un 50% la del resto de la comunidad portuaria para 2030, tomando como referencia los niveles de 2019.

Hacia los puertos verdes

Para conseguir estos objetivos, la estrategia requiere trabajar en tres ejes fundamentales: la electrificación de las operaciones, la integración de las energías renovables y la digitalización de los procesos clave.

Además del ya mencionado OPS, que permite que los barcos apaguen sus motores diésel durante su estancia en puerto y se conecten a la red eléctrica, también empieza a extenderse la electrificación de las grúas móviles y la instalación de infraestructuras de carga de vehículos eléctricos.

Es cierto que los retos son importantes y que los sistemas de distribución eléctrica de los puertos no se diseñaron para soportar una demanda tan elevada. Sin embargo, los beneficios de dar este paso son enormes. Más allá de cumplir con las normativas medioambientales, supone avanzar de forma real y medible en la senda de la descarbonización, optimizar los recursos energéticos disponibles, mejorar la seguridad de las operaciones y dotar al conjunto del sistema portuario de una mayor resiliencia y competitividad.

¿Cómo pueden los operadores abordar los retos y obtener esos beneficios? Combinando la electrificación con la digitalización. La digitalización nos permite monitorizar el uso de la energía y nos proporciona información sobre el rendimiento de las infraestructuras, habilitando una mejor gestión y mantenimiento de los activos.

Adicionalmente, el análisis de los datos históricos y en tiempo real contribuye a optimizar la toma de decisiones, abriéndonos la puerta a identificar áreas de mejora para maximizar la eficiencia y garantizar la continuidad de las operaciones.

Destacan, en este ámbito, los sistemas de gestión de los recursos energéticos, que optimizan el uso de las fuentes renovables de energía y la integración de los sistemas de almacenamiento, garantizando la fiabilidad y flexibilidad de la red de distribución eléctrica. Estas plataformas cuentan, además, con la capacidad de generación de informes que ayudan a los operadores en su explotación y verificación del cumplimiento de las normativas.

No debemos olvidar los gemelos digitales, que proporcionan una réplica actualizada de la instalación que permite realizar estudios técnicos y simular operaciones críticas de forma segura.

Y, por último, los sistemas de gestión integral de las operaciones (Port Management System, PMS), que recogen y analizan la información de todas las operaciones de la comunidad portuaria, facilitando la trazabilidad y una toma de decisiones más rápida y eficiente.

En definitiva, nos encontramos ante una oportunidad real para transformar nuestros puertos y prepararlos para el futuro. Queda poco tiempo y mucho que hacer, pero el sector cuenta con las herramientas y el apoyo experto necesarios para lograrlo. ¿Nos ponemos en marcha?

Producido por EcoBrands