La evolución de los centros de datos está marcando un antes y un después en la infraestructura digital global. Estos complejos tecnológicos se están adaptando a la aceleración en la adopción de la Inteligencia Artificial (IA), que exige una infraestructura escalable y altamente segura. En países como Estados Unidos, los centros de datos han alcanzado capacidades de hasta 1.000 MW, muy por encima de los 60 MW que, como máximo, se observan actualmente en ciudades como Madrid o Barcelona. Este incremento responde a la necesidad de los complejos modelos de machine learning, deep learning e inteligencia artificial generativa de almacenar y procesar enormes volúmenes de datos.
En lugar de seguir concentrando la infraestructura en las grandes urbes, varias empresas del sector están optando por nuevas ubicaciones. El objetivo no es solo ampliar la capacidad, sino también optimizar el consumo eléctrico y garantizar su origen renovable. La integración de energías limpias se ha convertido en un factor clave para lograr un crecimiento verdaderamente sostenible. El modelo tradicional de centralizar los centros de datos en grandes ciudades ya no responde a las exigencias de la era digital. Las tecnológicas están adoptando esquemas descentralizados que aportan mayor flexibilidad, aceleran los plazos de desarrollo y facilitan el uso de energías renovables. Compañías como Meta, Amazon Web Services (AWS) o Microsoft ya han comenzado a desplegar infraestructura en zonas menos saturadas para responder a la creciente demanda de procesamiento y almacenamiento de datos.
Un ejemplo en este ámbito es Metanostrum, filial de Ingenostrum Group especializada en el desarrollo y construcción de centros de datos, que ha identificado regiones como Extremadura y Galicia como zonas estratégicas para albergar centros de alta capacidad. Estos territorios, menos saturados que las grandes capitales, ofrecen una infraestructura energética sólida, conectividad mediante fibra oscura de alta capacidad, disponibilidad de suelo y condiciones idóneas para proyectos de gran demanda. Extremadura, en particular, destaca por su alto potencial en energías renovables —fundamentalmente fotovoltaica— y una excelente conectividad para operaciones globales. Además, sus principales provincias cuentan con capacidad para generar y atraer talento necesario para el desarrollo y operación de estas infraestructuras tecnológicas.
España reúne el potencial necesario para liderar, en el ámbito europeo, la nueva generación de centros de datos. Su acceso privilegiado a fuentes de energía renovable, junto con su ubicación estratégica —que facilita las conexiones internacionales—, convierten al país en un enclave ideal para este tipo de infraestructuras.
La compañía mencionada anteriormente lidera este movimiento al centrar su estrategia en territorios con alto potencial energético y disponibilidad de suelo. Allí, resulta viable construir centros de datos sostenibles, escalables y alineados con la regulación europea. Gracias a iniciativas como esta, España no solo avanza hacia la autosuficiencia en capacidad de procesamiento, sino que también se posiciona para encabezar la transformación digital de Europa. Se estima que, por cada euro invertido en este tipo de centros de alta tecnología, se generan alrededor de nueve euros en el PIB regional que ayudan a impulsar el desarrollo industrial de zonas menos favorecidas frente a las grandes capitales. En los próximos años, los centros de datos de gran capacidad ocuparán un papel central en el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial. España cuenta con todos los elementos clave para convertirse en el referente europeo de esta nueva era digital.
Las políticas gubernamentales también están apoyando esta transición. En España, el Ministerio para la Transformación Digital y la Función Pública impulsa proyectos orientados a la descentralización de los centros de datos. A través de incentivos y regulaciones, se busca garantizar un equilibrio entre eficiencia energética y proximidad a las fuentes renovables.
Europa, por su parte, es consciente del valor estratégico que tiene asegurar la soberanía de los datos y la autonomía en el desarrollo de modelos de inteligencia artificial, claves para la competitividad de las empresas europeas y la seguridad institucional. En este contexto, la Directiva Europea sobre Eficiencia Energética de los Centros de Datos (UE) 2023/1791, que debe ser transpuesta a la legislación española antes del 11 de octubre de 2025, establece criterios estrictos de sostenibilidad que deben cumplir las instalaciones, incluyendo la reducción de emisiones de CO? y el uso de energía renovable. Esta normativa obliga a las empresas a adoptar soluciones más limpias y eficientes que favorecen la descentralización como una estrategia de futuro.
No cabe duda de que la inteligencia artificial está transformando el panorama tecnológico. Esta revolución ha generado una demanda sin precedentes de capacidades de cómputo, almacenamiento y gestión de datos, que los centros de datos tradicionales ya no pueden satisfacer.
Las infraestructuras convencionales han dejado de ser adecuadas para esta nueva realidad. De hecho, los mercados FLAP-D (Fráncfort, Londres, Ámsterdam, París y Dublín) están alcanzando un punto de saturación. Ante este escenario, surgen nuevos enfoques que responden a una necesidad urgente: contar con centros de datos de gran capacidad que estén preparados para gestionar el crecimiento exponencial del dato y que sean cada vez más respetuosos con el medio ambiente.
Ingenostrum Group se presenta como un actor clave en esta transformación. La compañía impulsa múltiples proyectos de centros de datos de última generación, diseñados para responder a las exigencias de sectores altamente digitalizados. Estas instalaciones ofrecen una infraestructura robusta y escalable, sostenible y preparada para acompañar el ritmo vertiginoso del desarrollo tecnológico.
Producido por EcoBrands