Ricardo Palomo (CEU): "La educación financiera debe estar enfocada a la participación y la práctica del alumno para que sea atractiva"

  • "Hay que evitar el modelo tradicional de aprender las definiciones y los conceptos de memoria"
  • "Para que la gente comience a hacer sus cálculos debe entender su nómina"
Ricardo Palomo, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y catedrático de Economía Financiera de la Universidad CEU San Pablo
elEconomista.es

Tener conocimientos de educación financiera es básico para la toma de decisiones en el día a día. Sin embargo, aunque cada vez hay más conciencia social sobre esta necesidad, todavía queda camino por recorrer. Así lo indica Ricardo Palomo, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales desde 2020 en su segundo mandato (el primero fue de 2011 a 2015) y catedrático de Economía Financiera de la Universidad CEU San Pablo. Desde hace años, Palomo forma parte del Plan de Educación Financiera del Banco de España y la CNMV.

¿Considera necesario incluir la educación financiera como asignatura en los colegios?

Definitivamente sí. En algunos casos se está incluyendo dentro de otras materias y al final queda disuelta. No debe ser una asignatura larga, compleja, difícil de memorizar y de examinar. La educación financiera debe estar enfocada a la participación y la práctica del alumno para que sea atractiva. Se trata de que los estudiantes sepan los conceptos y las consecuencias de las decisiones de inversión y de financiación. Hay que evitar el modelo tradicional de aprender las definiciones y los conceptos de memoria y hacerlo mediante el entendimiento y el raciocinio.

Deben saber cuáles son las opciones asequibles de inversión para cada perfil

¿Cuáles serían los conocimientos básicos que deberían impartirse?

Primero se debe entender el valor del dinero y lo que significa que produzca rendimientos, sobre todo, con el paso del tiempo. Que entiendan la diferencia entre una capitalización simple y una compuesta, que sepan qué familias de productos de inversión existen o qué es un plan de pensiones, por ejemplo. Deben saber cuáles son las opciones asequibles de inversión dependiendo de cada perfil de persona. También es necesario que conozcan la parte de financiación: Cuántos años van a tener que pagar según lo que financien, qué supone el tipo de interés variable o fijo o qué riesgos puede tener. Además, hay que enseñar el principio del ahorro y que planifiquen unos objetivos asequibles de forma mensual. Eso permite tener la sensación de que estás formando un capital. Es necesario que cada uno lleve y controle sus cuentas. Los alumnos tienen que entender que la sociedad actual en la que vivimos está marcada por el consumo y hay que ser conscientes de que no se puede llevar un ritmo de gasto elevado.

¿Algo tan básico como entender una nómina tendría cabida en esta asignatura?

Efectivamente. Para que la gente comience a hacer sus cálculos debe entender su nómina. Saber que se gana un bruto, pero que recibo un neto porque hay una parte que va para la seguridad social y el pago de impuestos. Cómo se cobra, si en 12, en 14 o en 15 pagas. Entender qué son las pagas de beneficios, si hay una remuneración fija o una parte variable... Esto son aspectos que deben entender para gestionar mejor la nómina.

Los 12 o 13 años es una edad recomendable para iniciar la educación financiera

¿Qué edad es la adecuada para empezar a impartir esta enseñanza?

En algunos países europeos comienzan a enseñarles de forma práctica a partir de los 11 años. A esa edad empiezan a tener conciencia de lo que es el dinero. Hacia los 12 o 13 años es una edad muy recomendable para iniciar la educación financiera. Los 14 y 15 años también es una edad adecuada, ya que empiezan a recibir las pagas y a salir. Por ello, intentaría meter este tipo de enseñanza entre 2º y 4º de la Educación Secundaria Obligatoria, que es el momento en el que ya pueden tener conciencia de lo que es el dinero y tienen sus pequeños gastos.

¿Por qué no se lleva a cabo su implementación?

Porque no avanzamos. La economía no se enseñaba tradicionalmente en los colegios españoles. Posteriormente se implantó una asignatura en la que se enseñaba macroeconomía, y no economía doméstica. Al estudiante hay que enseñarle lo que cuesta la factura de la luz, cuánto gasta cuando se ducha, lo que vale el depósito de combustible cuando se van de viaje familiar… Creo que es lo que hace falta porque, en la mayoría de los casos, no saben cuanto cuestan las cosas. En España no ha habido esa cultura. Lo que hay que enseñar en los colegios es economía doméstica y ahí meter la cultura financiera, en el día a día de las personas. En este sentido, la digitalización ha ayudado mucho, porque los jóvenes tienen más herramientas y medios de información.

Es necesario que haya mucha motivación, práctica y sentido común

¿Ve posible realmente que llegue a implantarse en la enseñanza?

Yo creo que sí. Esto va a depender mucho de que el profesor que esté a cargo de la materia sepa hacerlo muy práctico y colaborativo para que se involucren los alumnos. Hay que ayudarles para que empiecen a hacer sus primeras cuentas personales. Para ello, es necesario que haya mucha motivación, práctica y sentido común, alejándose del objetivo final de poner un examen para el que solo se memoricen los contenidos.

En el ámbito universitario, ¿sería bueno incluir una parte de educación financiera?

No es fácil porque los planes de estudio van muy cargados. Una opción para hacerlo sería a través de optativas. Incluir una asignatura de finanzas y economía doméstica para todo aquel que esté interesado pueda aprenderlo. Esto es muy normal en el sistema universitario estadounidense, cursar asignaturas variadas que interesan al estudiante.

Aquellos que tienen una cuenta gestionan todo a través de su aplicación

¿Cómo ha ayudado la digitalización al aprendizaje de la educación financiera?

Ha ayudado mucho. Los jóvenes antes tenían contacto con el banco yendo a la oficina y en la actualidad aquellos que tienen una cuenta gestionan todo a través de su aplicación. Las apps son cómodas e intuitivas, les dan la información de lo que tienen en la cuenta, lo que ingresan, lo que gastan o de las tarjetas que tienen asociadas. La digitalización les ha facilitado mucho las finanzas, lo tienen en la palma de la mano a través de las aplicaciones de su móvil.

Los jóvenes pasan gran parte de su tiempo en las redes sociales, ¿son un buen reclamo para hacerles llegar la educación financiera?

Hay que tener cuidado en este sentido. El influencer es alguien que habla en la propia jerga de los jóvenes. A nivel divulgativo se puede llegar a ellos a través de reels, vídeos o comentarios, ya que son canales en los que pasan muchas horas. La economía no es un campo que los jóvenes siguen habitualmente en redes sociales, pero puede atraer su atención si se lo cuentan en su argot, de forma corta, sencilla, sin complicaciones y palabras que les puedan asustar. Las redes sociales pueden ayudar, siempre alejándose de que los influencer hagan publicidad de los bancos o recomendaciones de inversión.