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La revitalización de la industria impulsa el mercado laboral

Paula Barrado

El sector industrial se encuentra en plena transformación. Su gran desarrollo actual lo posiciona como un motor fundamental para el crecimiento económico, la creación de empleo de calidad y el desarrollo de nuevas tecnologías.

En este contexto, España se erige como un actor clave en el panorama global gracias a su sólida base industrial, su apuesta por la innovación, su compromiso con el desarrollo sostenible y su talento humano, dando lugar al escenario ideal para que el país lidere la transformación de una industria con un futuro próspero.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España trabajan en este sector 2,1 millones de personas con una remuneración que duplica la media del sector servicios, representan el 40% de la riqueza nacional y el 90% de las exportaciones. Además, su gran capacidad de innovación lidera la inversión privada en España en I+D+i, lo que está facilitando la implantación de nuevas tecnologías relacionadas con la economía circular y la digitalización.

Producción de hidrógeno y combustibles renovables: dos claves del futuro energético

El sector del refino está adaptando sus instalaciones y construyendo nuevas plantas para producir combustibles renovables a partir de materias primas como aceites de cocina usados o residuos orgánicos procedentes de la agricultura, la ganadería o la industria agroalimentaria. "Su producción implica una transformación en la industria del refino, que genera más de 200.000 puestos de trabajo", señala Berta Cabello, directora de Combustibles Renovables en Repsol. Además, esta nueva generación de combustibles "permite empezar a reducir emisiones de forma inmediata" al poder usarse en vehículos actuales "sin necesidad de hacer cambios en los motores y aprovechando las infraestructuras existentes de repostaje", añade.

"Su producción implica una transformación en la industria del refino, que genera más de 200.000 puestos de trabajo"

Un ejemplo de esta transformación es la planta de Repsol en Cartagena, la primera en España dedicada en exclusiva a la fabricación de combustibles renovables. Su construcción ha generado 1.000 empleos y su funcionamiento permitirá incluir a nuevos sectores en la cadena de valor del refino, como las empresas que reciclan el aceite de cocina usado.

Planta de biocombustibles avanzados de Repsol en Cartagena.

La producción de gases renovables como el biometano también son un foco dentro del sector, ya que se podrá inyectar en la red gasística actual y usar como sustituto del gas natural en industrias y hogares. Sedigas ha revelado en un estudio que España cuenta con residuos suficientes para poner en marcha más de 2.000 plantas, lo que supondría la creación de unos 60.000 empleos, muchos de ellos en las zonas rurales por su cercanía a las explotaciones donde se generan. Asimismo, con una producción potencial máxima de 163 teravatios hora anuales (TWh/año), este gas renovable permitiría cubrir el 45% de la demanda nacional de gas natural.

Otra de las soluciones para reducir las emisiones de CO2 de la economía es la producción de hidrógeno renovable, que se consigue mediante la electrólisis del agua con energía eólica o fotovoltaica. España, con una industria tecnológica avanzada, podría no solo satisfacer su demanda interna sino también exportar este gas a Europa. La Asociación Española del Hidrógeno prevé la creación de 227.000 empleos en esta década, respaldada por el aumento de los objetivos de producción del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de 4 GW a 11 GW; y es que este sector ofrece oportunidades tanto para nuevos trabajadores como para aquellos que buscan reciclarse, fomentando la formación continua. Este hecho ya empieza a manifestarse por la creciente demanda laboral: "Si hacemos una simple búsqueda en LinkedIn de 'empleos hidrógeno España', aparecen más de 1.000 ofertas de trabajo", apunta Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno.

Nuevos perfiles profesionales para una nueva industria

Para hacer realidad esta transición energética también es necesaria la formación de nuevos perfiles profesionales en diversos sectores. La producción de combustibles renovables, la biometanización de residuos orgánicos, la economía circular o el desarrollo de hidrógeno renovable son solo algunos ejemplos de las muchas actividades que empiezan a demandar mano de obra cualificada.

Ion Agirre, subdirector de Alumnado de la Escuela de Ingeniería de Bilbao y responsable del Aula de Transición Energética Fundación Repsol sobre Economía Circular en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) advierte que "se está creando empleo en plantas de compostaje, de separación de diferentes fracciones de plásticos o en nuevas industrias de revalorización de residuos, actividades que hace 20 años no se hacían". Por eso, imparte un máster sobre materias tan innovadoras como el ecodiseño, el análisis de ciclo de vida de los productos o la eficiencia energética; aspectos empresariales como el emprendimiento sostenible, marketing y comunicación ambiental; o el diseño de estrategias de negocio que promuevan la circularidad, un campo donde "las perspectivas de creación de empleo son muy prometedoras a corto y largo plazo en diversas disciplinas: desde la ingeniería y la gestión de residuos hasta el diseño y la consultoría en sostenibilidad", explica Agirre.

Pero si hay algo necesario en cualquier camino en la transición energética, es el apoyo en la innovación que genera la química. "Se encuentra en la base de prácticamente todos los avances científicos y tecnológicos que van a permitir la descarbonización", señala Adriana Orejas, presidenta de la Comisión de Innovación de Feique, la patronal de este sector, que destaca por su fuerte apuesta por la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i).

Trabajadores de la planta de Cartagena de Repsol.

En su 'Ruta para la transición de la industria química', la Comisión Europea reconoce que este sector "se dirige hacia una de las mayores transformaciones de su historia" que se va a centrar en la neutralidad climática, la economía circular y la digitalización industrial. Este proceso se traduce en la puesta en marcha de cerca de 200 proyectos relacionados con las tecnologías bajas en carbono, según el Consejo Europeo de la Industria Química (Cefic), de los cuales 19 se sitúan en España.

Uno de estos proyectos se desarrolla en Puertollano y permitirá reciclar la espuma de poliuretano, el componente principal de los 40 millones de colchones que cada año se desechan en Europa y de los que solo se recicla el 17%. La planta construida por Repsol convierte la espuma de poliuretano en un polímero válido para fabricar colchones con las mismas prestaciones que los actuales, así como sofás y asientos para coches. En total, se estima que se tratarán unas 2.000 toneladas anuales de espumas, el equivalente a 200.000 colchones, tantos como habitantes tiene la ciudad de Almería.

En definitiva, la transición energética presenta una coyuntura favorable para reforzar la autonomía estratégica europea y relanzar el sector industrial. España, donde la industria es uno de los pilares fundamentales de la economía, está muy bien posicionada para aprovechar esta oportunidad y convertirse en un referente en la transición hacia un futuro más sostenible y próspero.

Producido por EcoBrands