A nivel global, caminar hacia un mundo cada vez más sostenible y menos contaminante se ha convertido en una prioridad. Uno de los sectores que más miradas acapara a este respecto es el de la aviación, si bien representa menos del 5% de las emisiones mundiales. No obstante, esta industria, que genera el 3,6% del PIB mundial, es consciente del papel tan importante que juega en la descarbonización del planeta y, de hecho, en las últimas décadas ha habido un crecimiento importante tanto de las regulaciones como de las actividades que tienen como objetivo promover la sostenibilidad.
En este contexto, importantes corporaciones de la industria han desarrollado estrategias encaminadas a la reducción de sus emisiones. Es el caso de IAG, que en 2019 fue el primer grupo de aerolíneas de todo el mundo en comprometerse con las cero emisiones netas para 2050 a través de la implementación de la estrategia FlightPath Net Zero. Además, busca operar el 10% de sus vuelos con combustible de aviación sostenible en el año 2030, casi el doble de lo requerido por la Comisión Europea.
Como parte del grupo, Vueling, una de las principales aerolíneas de bajo coste en Europa y clave de la conectividad en España, trabaja sobre tres grandes ejes en materia de sostenibilidad. En primer lugar, destaca la optimización de rutas. La compañía trabaja con gestores del espacio aéreo, como ENAIRE y Eurocontrol, para conseguir mejorar la eficiencia en el uso del cielo europeo.
Para ello, se han marcado como meta que las trayectorias de vuelo sean lo más eficientes posibles, lo que contribuirá a reducir el consumo de combustible aproximadamente en un 10% y, en consecuencia, también las emisiones. Para ello, se seleccionan las rutas que minimicen el tiempo de vuelo y aprovechen las condiciones meteorológicas como el viento en cola, a su favor, lo que reduce el consumo de combustible y las emisiones de carbono asociadas. Una estrategia que forma parte del programa Single European Sky (Cielo Único Europeo).
Junto a esto, Vueling se está centrando en optimizar las maniobras en tierra y volar a la altitud y velocidad óptimas para cada vuelo. Con estas acciones, no sólo se ahorra tiempo, sino que también se contribuye a reducir el impacto ambiental.
De este modo, en la fase previa al vuelo se maximiza el uso de las tomas eléctricas y de aire acondicionado de las terminales en lugar de la Unidad de Potencia Auxiliar (APU) del avión. La APU es una pequeña turbina que proporciona energía en tierra. Utilizar las conexiones a las terminales, que en muchos casos utilizan energía renovable, permite reducir las emisiones.
En cuanto a la fase de arranque y maniobras en tierra, se retrasa el encendido de los motores lo máximo posible y se optimizan las maniobras utilizando sólo uno de los dos motores cuando se desplazan hasta la pista, lo que garantiza un menor impacto ambiental. Ya durante la navegación, se mantiene una velocidad óptima durante el vuelo. Esto implica ajustar la velocidad de acuerdo con las condiciones del viento y la altitud, de modo que se pueda obtener la máxima eficiencia en el consumo de combustible.
En el caso del descenso, los pilotos de Vueling procuran, siempre que las condiciones y el espacio aéreo lo permiten, utilizar un descenso continuado, lo que reduce la necesidad de ajustes constantes del motor, ahorrando así combustible y reduciendo las emisiones. Por último, en la aproximación y aterrizaje se utilizan los dispositivos hipersustentadores llamados flaps en su configuración óptima para reducir el consumo, también se minimiza el uso de la reversa para frenar durante el aterrizaje y se retrasa el encendido del APU.
En el avance hacia la descarbonización del sector, es clave el uso de los combustibles sostenibles de aviación (SAF). No en vano, el pasado mes de septiembre el Parlamento Europeo aprobó que los aviones que utilicen los aeropuertos de la Unión Europea deben usar al menos un 2% de combustible sostenible, como biocombustibles avanzados o hidrógeno renovable, en 2025. El objetivo final es llegar al 70% en 2050.
A este respecto, el uso de combustibles de aviación sostenibles reduce las emisiones de CO2 en un 80% en comparación con los combustibles tradicionales y juega un papel crucial en la descarbonización de la aviación. En este ámbito, Vueling suministra a diario combustible sostenible. Así, desde 2022, ofrece a los clientes la opción de elegir que se suministre un 2% de SAF para su reserva el día del vuelo a través de una contribución voluntaria que Vueling iguala para duplicar la cantidad de SAF suministrado.
Junto a estas medidas, la aerolínea apuesta por la eficiencia de su flota, con aeronaves con motores de nueva generación. Hay que tener en cuenta que un avión pesa unos 100.000 kilos. A mayor peso, más combustible necesita y, por ende, más CO2 emite. Por eso, Vueling ha apostado por reducir el peso a bordo con acciones como la digitalización de la documentación o la reducción del peso de los trolleys. De este modo, es posible reducir el consumo de combustible hasta un 20% y, en consecuencia, las emisiones de CO2.
Todas estas soluciones reflejan cómo la innovación juega un papel clave en el desarrollo de la compañía para encontrar y crear soluciones que no sólo den respuesta a las necesidades de los clientes, sino, en este caso, también a las demandas del planeta.
Producido por EcoBrands