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En marcha hacia una movilidad cero emisiones

  • Descarbonizar el transporte implica eliminar los gases de efecto invernadero que genera la actividad del sector
  • Los combustibles renovables son una alternativa para reducir emisiones, complementaria a la electrificación

¡Ya no hay parada hasta llegar a destino! El sector del transporte inició hace tiempo la ruta definitiva: la de la descarbonización. Reducir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera es prioritario para limitar y mitigar los efectos del cambio climático. Por eso, instituciones y empresas del sector de la movilidad están orientando sus esfuerzos a la búsqueda de alternativas que nos permitan mantener nuestro modo de vida, pero apostando por la sostenibilidad.

El transporte es, en ese sentido, un eje fundamental de la cotidianeidad de las sociedades actuales. Posibilita el intercambio de mercancías y el desplazamiento de personas, fundamental para garantizar el acceso a bienes, servicios y derechos como la educación o la sanidad.

El sector del transporte y la logística, con una cifra de negocio anual de 101.000 millones de euros, representa casi un 10% del total del PIB español (sumadas las ramas tanto de logística y comercio como de infraestructuras), de acuerdo con datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Además, según el Informe Anual 2022 del Observatorio del transporte y la logística en España, las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte tienen en nuestro país un mayor peso relativo que la media de la Unión Europea, un 27% frente a un 21,7%.

En este contexto, el sector es muy consciente de que tiene un papel trascendental: "La descarbonización es un punto fundamental. Es nuestro compromiso como empresa ser neutros en emisiones en el año 2050. Y para ello tenemos una estrategia que cuenta con soluciones tecnológicas, técnicas de procesos, formación", señala Carlos Giner, director de la División Corporativa de Transporte de Sesé.

Ser neutros en emisiones de carbono no es una tarea única del transporte, pues todos los sectores de la economía trabajan para reinventarse y funcionar con un balance de emisiones neto. Pero, ¿cómo podemos reducir emisiones en el ámbito de la movilidad? Javier Aríztegui, gerente senior de Customer Centric y Deep Tech en Repsol Technology Lab, el centro de innovación de la multienergética, señala que "existen distintas tecnologías que nos permiten reducir drásticamente las emisiones. Lo importante es poder tener la oportunidad de desarrollar todas por igual y que sea el cliente el que elija qué opción le interesa más: electri¡ficación, combustibles renovables, hidrógeno o incluso coche compartido".  

Dentro de este sector, hay cuatro grandes segmentos. Los vehículos ligeros de carretera, los coches, que suponen un 42% de las emisiones; los vehículos pesados de carretera, los que transportan las mercancías, que conllevan otro 20%; la aviación, un 17%; el sector marítimo, que contribuye con otro 20%; y las motocicletas con un 1%.

El objetivo último es desarrollar soluciones que permitan mitigar, hasta llegar a su eliminación, los gases de efecto invernadero que generan los distintos modos de transporte. 

Un reto con distintas perspectivas tecnológicas

En este escenario, es fundamental entender que, a la hora de buscar soluciones y alternativas tecnológicas, "se deben contemplar las casuísticas de cada uno de estos segmentos", afirma este experto en la materia. A nuestro favor juega el hecho de que este sector dispone de múltiples opciones en desarrollo: vehículos con batería eléctricos, híbridos, combustibles renovables elaborados a partir de residuos e incluso nuevas opciones de movilidad como el carsharing (vehículo compartido). Todas tienen un mismo fin, pero un planteamiento tecnológico complementario.

La movilidad dispone de múltiples opciones en desarrollo: vehículos con batería eléctricos, híbridos, combustibles renovables o el 'carsharing'

La regulación de las instituciones europeas marca el ritmo para acelerar la marcha en cuanto a la reducción de emisiones en esta región. La Unión Europea tiene como objetivo reducir en al menos un 55% sus emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Para lograrlo, el sector del transporte tiene que cumplir con su parte: reducir en un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero. Todas las soluciones tecnológicas que tenemos hoy sobre la mesa son fundamentales, pues cada vehículo y cada tipo de transporte (público, de mercancías, particular...) tiene unas necesidades y unas oportunidades distintas en cuanto a potencial reducción de emisiones.

Cuando hablamos de reducir emisiones, la electrificación de los vehículos es una de las opciones que más rápido nos viene a la cabeza, aunque no es la única. Aríztegui destaca que "los plazos que estamos manejando para descarbonizar el sector del transporte deben tener en cuenta que la energía que utilizan los vehículos que se mueven por las carreteras tienen un cierto tiempo hasta que pueden escalar, hasta que pueden ser masivas". Cuanto mayor es el recorrido y mayor es la carga que se transporta, es necesaria más cantidad de energía. Por eso, "es particularmente complicado descarbonizar segmentos como la aviación de largo recorrido, el marítimo o incluso el vehículo pesado de carretera", tal y como indica el especialista de Repsol.

Hoy por hoy, no hay una tecnología que, por sí sola, sea capaz de abordar el desafío de la reducción de emisiones de la movilidad de manera integral. Es por eso que Aríztegui confía en que, "poniendo a disposición de los usuarios todas las alternativas posibles de descarbonización, cada usuario será capaz de seleccionar aquella que mejor se adapte a sus necesidades".

Javier Aríztegui: "Cada usuario será capaz de seleccionar la alternativa para la descarbonización que mejor se adapte a sus necesidades"

Una de esas alternativas con la que contamos gracias a la madurez de las tecnologías es la de los combustibles renovables, químicamente equivalentes a los tradicionales y aptos para utilizarse en los mismos motores, pero neutros en emisiones de carbono. Y esto, ¿qué quiere decir?, pues que el CO2 emitido es el mismo que previamente han capturado las materias primas orgánicas utilizadas para su producción (aceite de cocina usado, restos de poda...). Estos combustibles renovables sirven además para poner en valor residuos orgánicos que nos son aptos para consumo humano y que acaban en vertederos o plantas de tratamiento de residuos, fomentando así el paso de una economía lineal a un modelo circular.

Otra de sus grandes ventajas, en palabras de Fermín Oliva, científico senior de Diseño de Productos en el Repsol Technology Lab, es que, "gracias a que tienen una densidad energética equivalente a los combustibles tradicionales, van a permitir dar esa solución al cliente sin modificar sus prestaciones y requerimientos de uso habituales". Así, la solución es inmediata y nos permitirá no tener que renovar el parque automovilístico de la noche a la mañana.

La solución de los combustibles renovables es inmediata y permitirá aprovechar el parque automovilístico actual

La reducción de emisiones es un reto ambicioso y que implica a todos los actores de la sociedad: gobiernos, científicos, empresas y particulares en una carrera a contrarreloj donde ninguna solución sobra y en la que, además, hacen falta todas las ideas para llegar a la meta.

REALIZADO POR ECOBRANDS

Este contenido ha sido elaborado por EcoBrands, unidad Branded Content de elEconomista.es para Repsol.

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