
El pasado 4 de mayo el BCE decidió subir los tipos de interés en 25 puntos básicos. Es la séptima de una serie de subidas iniciada en julio de 2022, ante el avance de la inflación. Aunque el ritmo ha sido menor que en las subidas de tipos anteriores, el regulador ya ha avisado de que la política continuará. No es de extrañar, teniendo en cuenta que los precios de la eurozona subieron un 7% en abril. En España están en el 4,1%, pero subiendo.
Las subidas de tipos nunca son una buena noticia. Pero al menos tienen, o solían tener, una consecuencia positiva para los ahorradores -al margen de frenar la escalada de los precios-: aumentar el atractivo del ahorro. Cuando los tipos de interés oficiales suben, sube el coste de la financiación; por ejemplo, las hipotecas están más caras. Y esto hace que los bancos comerciales aumenten la remuneración de los depósitos. ¿Por qué?
Por dos razones principales. Primero, para atraer o retener clientes. Cuando los tipos de interés aumentan, los ahorradores pueden encontrar opciones más atractivas para su dinero que dejarlo en el banco… salvo que la rentabilidad de los depósitos suba también. Al mismo tiempo, si consigue atraer más depósitos el banco tiene más dinero que prestar a un tipo de interés mayor, con lo que puede mejorar su beneficio.
Esto es lo que ya ha comenzado a suceder. En España, algunas entidades ofrecen ya depósitos cercanos al 3% TAE. En Europa, los mejores depósitos ofrecen hasta un punto más, rondan el 4%. Sin embargo, ni en el mejor de los casos esta rentabilidad basta para compensar el deterioro que supone la inflación. Y, según el Banco de España, el tipo medio ponderado de los depósitos a plazo era del 1,36 en marzo. Con una inflación del 4%, las cuentas para el ahorrador simplemente no salen.
Invertir para no fracasar
Por eso, es necesario poner a trabajar nuestros ahorros -o, mejor dicho, una parte de ellos- si queremos evitar que se hagan cada vez más pequeños. Para la gran mayoría, invertir es la única manera de obtener un rendimiento aceptable a largo plazo. Como escribió John Bogle, el creador del primer fondo indexado, "sabemos que invertir conlleva riesgo. Pero también sabemos que no invertir nos condena al fracaso financiero".
En España, una de las opciones con mayor tradición ha sido y sigue siendo la inversión inmobiliaria. Todos conocemos a alguien que compró un piso en su día, bien para ponerlo en alquiler -y obtener con ello unos ingresos recurrentes y estables-, bien para usarlo y venderlo en un futuro -aspirando a lograr plusvalías, al venderlo a un precio mayor del que lo compró-. Pero invertir en vivienda no estaba al alcance de cualquiera… hasta la llegada del crowdfunding inmobiliario.
Las plataformas de crowdfunding inmobiliario están reguladas por la CNMV y son, en cierto modo, como bancos que se dedican exclusivamente a la actividad inmobiliaria. Reúnen a muchos ahorradores para financiar proyectos inmobiliarios, por ejemplo, una promoción de viviendas de obra nueva. Cada ahorrador se convierte, así, en inversor del proyecto y como tal participará de los beneficios que se generen. Como hay muchos inversores, no es necesario aportar mucho dinero para invertir. En el caso de Urbanitae, la plataforma de referencia en España, el mínimo está en 500 euros.
¿Cómo se consigue la rentabilidad?
En general, los inversores participan de dos maneras. Una de ellas, también llamada crowdlending inmobiliario, consiste simplemente en dar un préstamo al promotor para que este pueda llevar a cabo el proyecto. En este caso, se fija un plazo y un tipo de interés fijo. Cuando el plazo acaba, el inversor recibe su dinero de vuelta, con los intereses devengados.
La otra manera es participar como socio, es decir, aportar equity en la sociedad que llevará a cabo la promoción. En este caso, el promotor y los inversores asumen el mismo riesgo -más que en el préstamo- y los plazos suelen ser mayores, en torno a los dos años. Eso sí, la rentabilidad a la que se aspira es la típica de la promoción inmobiliaria, en torno a un 15% anual. Cuando la promoción está construida y vendida en su totalidad, se disuelve la sociedad y se reparten los beneficios entre todos los inversores, en función de su participación.
Y en la realidad, ¿funciona el crowdfunding inmobiliario? Estos son los resultados en Urbanitae. Hasta la fecha, la plataforma ha devuelto la inversión en 23 proyectos de los más de 90 que ha financiado desde junio de 2019. Urbanitae ha devuelto 14 proyectos de préstamo, con una rentabilidad anual (TIR) media del 14,9%. En los proyectos de equity, los nueve restantes, la TIR final media asciende al 19,9%.
Las cifras dejan claro el potencial de la inversión en crowdfunding inmobiliario para proporcionar rentabilidades superiores a la inflación. Al centrarse en promotores acreditados, y en proyectos con un plan de negocio contrastado por expertos, el nivel de riesgo es pequeño. Aunque, como en toda inversión, la rentabilidad no está garantizada. Además, el proceso de inversión no tiene coste alguno y es 100% online.
Controlar la inflación no es una tarea sencilla, pero refugiarse de ella es posible si se invierte con responsabilidad. No esperes a la próxima subida de tipos y echa un vistazo a Urbanitae.
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Este contenido ha sido elaborado por EcoBrands, unidad de Branded Content de elEconomista.es, en colaboración con Urbanitae.