Unicaja y Liberbank aceleran las negociaciones para sacar adelante una fusión por absorción de ambas entidades. El grupo andaluz predominará en la unión absorbiendo al grupo de origen asturiano. Los dos bancos están arrancando con la due diligence, que será rápida, pero no existe un acuerdo sobre la ecuación de canje.
El tándem en la gobernanza del banco resultante quedará constituido por Manuel Azuaga (actual número uno de Unicaja) como presidente ejecutivo del nuevo grupo y como consejero delegado, Manuel Menéndez, cargo que ocupa en Liberbank, según informan fuentes de toda solvencia a elEconomista.
Las fechas que se manejan para la negociación es que el informe de fusión por absorción llegue definitivamente a los respectivos consejos de administración a finales de enero o principios de febrero. De este modo, la propuesta final se realizará con las cuentas de 2018 ya auditadas. Una vez ambos órganos ejecutivos den el visto bueno, a partir de ahí se dará el pistoletazo de salida a la operación.
No obstante, la propuesta necesitará la aprobación de las autoridades reguladoras pertinentes y de la Junta de Accionista de cada banco, que previsiblemente se convocarán para abril.
Uno de los principales puntos álgidos de la negociación es cómo se realizará la ecuación de canje. Mientras que fuentes cercanas a una parte de la negociación apuntan a que Unicaja se quedará con el 60 por ciento del nuevo grupo resultate, frente al 40 por ciento que dominaría Liberbank, otras fuentes igualan más el reparto y sitúan el control de Unicaja en torno a un 55 o 53 por ciento, frente al 45 o 47 por ciento que tendría el banco de origen asturiano.
Una unión para ganar rentabilidad
La consolidación de los dos grupos bancarios llegan en mitad de un prolongado escenario de tipos bajos, que presiona a la baja la rentabilidad de todas las entidades financieras, y con un relevante año de caídas bursátiles. Aunque fuentes del sector aseguran que la unión llega sin presiones directas ni indirectas por parte de los reguladores, a la par reconocen que estan siendo "muy pesados" en cuestiones de rentabilidad. "Las circunstancias del mercado hace que ahora la operación sea atractiva, no es una fusión por obligación, pero permitirá al nuevo banco mejorar su rentabilidad", indican las mismas fuentes.
Ambas entidades tienen en la actualidad una rentabilidad en términos de ROE de en torno al 5 por ciento. La previsión de los dos bancos es elevarla al 8 por ciento de cara a 2020, aunque la fusión podría acelerar la mejora y situar este ratio cerca del 10 por ciento, teniendo en cuenta el plan de limpieza de activos improductivos de ambas entidades. Una subida de los tipos de interés (se espera la primera para final de este año) también daría un empujón a incrementar la rentabilidad.
Por otro lado, ambos bancos descartan realizar una ampliación de capital en la nueva entidad resultante, según fuentes del sector. La deterinación se tomará una vez se conozcan los costes reales de la operación y, en todo caso, se hará como último recurso.