BBVA afronta estas semanas uno de los rescates empresariales más importantes de Turquía, país por el que atraviesa graves dificultades como consecuencia de los desequilibrios económicos, la guerra comercial con EEUU y el desplome de la lira. La entidad, que controla el tercer banco turco -Garanti-, ultima la reestructuración de la deuda de la matriz de la mayor operadora de telecomunicaciones del mercado otomano junto a otras entidades.
Garanti, según el plan diseñado que, según la prensa local, ha sido aprobado por el Gobierno de Erdogan, se hará con una participación de esta compañía -Turk Telekom- a cambio del crédito concedido a su matriz, Ojer, que en su caso ronda 1.000 millones de dólares (850 millones de euros, aproximadamente). Ojer, de la familia libanesa Hariri, es dueña de una participación mayoritaria de Turk Telekom, empresa en la que el Estado tiene aún un 25% del capital. En 2005 reclamó un préstamo sindicado a una treintena de entidades para adquirir las acciones de la operadora en su proceso de privatización, que fue refinanciado en 2013. Como consecuencia del desplome de la lira en 2016 comenzó a tener dificultades de pago de la financiación que alcanza los 4.750 millones de dólares (unos 4.000 millones de euros).
En los últimos meses los bancos acreedores, entre los que se encuentra la filial de BBVA con el segundo importe de relevancia, han estado negociando y articulando el proceso de reestructuración de la deuda. Las entidades se harán con el 55% de Turk Telekom a cambio de la deuda pendiente, ya que los títulos respaldaban el préstamo. El jueves Garanti aclaraba al mercado que el plan de rescate todavía no ha sido completado.
Garanti prevé cerrar el ejercicio con una morosidad del 4,5%, aunque ha elevado su objetivo de rentabilidad
La situación por la que atraviesa el dueño de la operadora es similar a la que se enfrentan muchas empresas turcas por el hundimiento de la lira frente al dólar, ya que los créditos que tienen están referenciados en moneda estadounidense. La divisa otomana suma en 2018 un desplome de más del 40%.
De hecho, las agencias de calificación, que en agosto han rebajado la calidad crediticia de todo el sector financiero, advierten de que el principal riesgo es el aumento de la morosidad corporativa como consecuencia de la elevada exposición de los préstamos en dólares. S&P llegó a cuantificar la subida de los impagos en los próximos 24 meses del 3% actual a más de dos dígitos. La tasa de insolvencias alcanzará entre un 10 y un 15%, según sus predicciones.
En este contexto, Garanti también tiene que negociar cómo se solucionan los problemas del que fuera su principal accionista hasta que BBVA se hizo con sus títulos para entrar en el mercado turco. El grupo Dogus -que cuenta con intereses en nuestro país, como el lujoso Hotel Villamagna y el conglomerado de restauración Ten con Ten en Madrid-, está pasando por dificultades para cumplir con sus compromisos de pago, que alcanzan los 6.000 millones de dólares.
Garanti, en sus nuevas previsiones (revisadas a finales de julio), prevé cerrar con una morosidad del 4,5%, frente al 3% de cierre de junio. Un alza que podría ser mayor si las empresas turcas comienzan a tener serias dificultades. Pese a ello, ha elevado su objetivo del rentabilidad del 16,5 al 17%.
El mercado otomano aporta a BBVA el 18% de su negocio y un 12% de los beneficios
En BBVA explican que los efectos de la crisis del mercado euroasiático serán limitados para el grupo, ya que cuenta con diversificación geográfica y porque han tomado medidas para paliarlos. Entre éstas destaca la reducción proactiva de la cartera crediticia en moneda extranjera en el país, que en la actualidad representa menos de un 35% del total, frente a un 50% en 2014. Durante el último año la bajada ha sido en más de un 8%. Fuentes del grupo destacan que la cartera crediticia en divisa extranjera corresponde a préstamos a empresas, dado que los clientes particulares en Turquía no pueden contratar esta financiación.
Para el grupo español el mercado otomano es clave, ya que aporta un 18% de su negocio y un 12% de los beneficios. La incertidumbre está poniendo en riesgo hasta 400 millones de euros de beneficios solo este año como consecuencia, principalmente, del desplome de la lira.
La entidad considera, en su plan de objetivos, que la moneda euroasiática terminará el ejercicio en 4,8 unidades por dólar. En la actualidad supera las 6,5 por cada divisa estadounidense, con lo que existe una importante desviación sobre sus presupuestos centrales. A mediados de agosto alcanzó las 7,2.
El banco es consciente de la amenaza que supone la inestabilidad turca, por lo que desde hace tiempo cuenta con coberturas para asegurar el 50% de las ganancias en el país que estimaba para el conjunto de 2018.
Erdogan eleva los impuestos en depósitos con divisa extranjera
Turquía ha decidido dar otro paso para contener la crisis que padece y ha subido los impuestos a los depósitos en divisa extranjera y ha reducido drásticamente las impuestos a las cuentas en moneda nacional, con el objetivo de favorecer la liquidez en liras turcas. Tras este anuncio, la lira intentó ayer recuperar parte de las pérdidas acumuladas con ascensos del 3%.
Según la medida impuesta por decreto presidencial y publicada en el Boletín Oficial, la retención fiscal sobre los depósitos con intereses en moneda extranjera sube del 18 al 20% cuando el plazo es de hasta seis meses, y del 15 al 16% en los de hasta un año. Por contra, cuando la moneda es la lira turca, la retención fiscal baja del 15 al 5% en los depósitos de hasta seis meses, del 12 al 3% en los de un año, y del 10 al 0% cuando el plazo supera los doce meses.
Con los nuevos impuestos, que rigen en principio durante los próximos tres meses, el Gobierno interviene para frenar la caída de la divisa, que se ha devaluado frente al dólar y al euro en torno al 7% desde el lunes pasado, cerca del 25% en todo agosto, y en un 40% desde principios de año.